Un subgénero firme, apasionante y emocionalmente de fuerte impacto (shock) del que nunca hay que renunciar y permitirle que sus mejores y atrevidas piezas sigan soliviantando el ánimo, es el giallo italiano. Poderoso en la estética, seductor y afilado en la puesta en escena y tenebroso y sobrecogedor en su planteamiento, reúne una serie de atributos, especialmente en la arquitectura de concebir el relato y la estructura de pautar el escalofriante contenido de su material criminal (y erótico), que hace de esta vertiente y tendencia muy de finales de los 60 y toda la década de los 70, una extraordinaria inmersión en un estilo de concebir el misterio y la intriga de calado arrollador. Un tinglado cinematográfico, de fascinantes ecos visuales, con el color rojo como elemento pictórico y fotográfico de evidente alegoría, cuya fuerza expresiva, según el cineasta que está detrás de la cámara, provoca espanto y sobrecogimiento. En algunas ocasiones, cuando la tramoya alcanza sus cotas más altas y cierta imaginación perversa y descarada entroniza el largometraje, es como si un tren de alta velocidad te pasase por encima.
El giallo, en sus referencias más bizarras y nobles, es objeto de atención por mi parte desde hace algunos meses y acudo a su contexto, contenido y dispositivo visual, con algo de asiduidad hipnotizada, en ocasiones y en determinados momentos, por sus atractivas claves formales. Parte de lo apuntado se encuentra en el último título descubierto.
La cola del escorpión’ (1971) tiene la firma de Sergio Martino. Cineasta italiano de amplia trayectoria como realizador que abordó los géneros más populares del momento. Le conozco un puñado de filmes que se me quedaron grabados en la memoria (algo tendrían), como ‘Milán tiembla, la policía pide justicia’ (1971), ‘Gran golpe al casino’ (1975) y ‘La montaña del Dios caníbal’ (1977). Seguramente he visto otras, en los cines de barrio de Valencia y en las inolvidables sesiones dobles o triples, pero no he sido capaz de retenerlas o fijarlas con claridad.
‘La cola del escorpión’, por el título y la presencia en él de un bicho de picadura letal, alude a las cintas del maestro Dario Argento y su afición a colocar en los créditos nombres de animales, es un giallo de suspense acerca de la avaricia y el dinero. Un montante de pasta cifrado en un millón de dólares que se consigue a través de una póliza de seguro de vida y el correspondiente cobro por parte de una mujer en vías de separación del propietario del documento.
Kurt Baumer, un industrial cualquiera, fallece en un grave desastre aéreo. Un contrato de accidentes/vida firmado por Kurt con la aseguradora internacional establece una indemnización de pago único a su esposa, Lisa Baumer (Ida Galli). La compañía de seguros llama a su mejor agente/investigador, Peter Linch (George Hilton), para que siga a la viuda por si averiguase algún complot en el incidente del avión.
La primera parte de la acción, las formalidades previas, se desarrolla en Londres. Los asuntos burocráticos se resuelven con rapidez y en apenas cinco minutos Lisa Baumer puede disponer del dinero que cobrará por petición expresa de la titular en la oficina de la asegurada en Atenas y en efectivo. Una sospechosa llamada telefónica y la presencia molesta de un toxicómano examante que tiene una carta comprometedora ponen la primera pica de introducción hacia la consabida maniobra criminal de muertes briosas, espectaculares y de primeros planos con los cuerpos mutilados. El primero en caer y víctima del atroz sistema de asesinato que emplea el villano oculto en un atuendo muy deportivo y de color negro, es el examante acuchillado sin compasión.
El grueso de la acción se traslada a la capital Helena, Atenas, donde Lisa cobra la póliza, Peter Linch, comienza a acercarse a la desconsolada viuda sin revelar su función, y los acontecimientos despliegan su arsenal de ramificaciones. De tal manera que el plan organizado y plácido de Lisa para llevarse el dinero a Tokio donde le espera un enigmático personaje se viene abajo porque el millón de dólares es deseado no sólo por Lisa, sino también por una mujer griega que dice ser la amante de Kurt y con la que pensaba casarse y, por supuesto, el metódico e infalible asesino.
La mujer griega y Lisa son salvajemente asesinados. El inclemente desaprensivo mata con saña, utiliza una navaja de hoja larga, que clava en varias zonas del cuerpo de las mujeres, empleando un ritual más propio de un avezado carnicero, y Sergio Martino, sigue a pies juntillas las fuentes visuales del giallo para que de las hendiduras en garganta emanen chorros de sangre como imagen descriptiva del subgénero. Los estratégicos planos, editados con éxtasis, matizados por una música chillona, hacen de estas escenas ejemplo de virtuosismo del giallo.
El maletín con el dinero se lo ha quedado el matón y a la acción se incorporan nuevos personajes. Un agente de la Interpol, John Stanley (Alberto de Mendoza) y el inspector de la policía local, Stavros (Luigi Pistilli), la periodista/fotoperiodista Cleo Dupont (Anita Strindberg) y continúa Peter Linch, que pasa de secundario a tener parte más activa en la historia. Peter y Cleo se enrollan, hacen una gran amistad, se convierten en pareja y mantienen un idilio que en sus encuentros en la cama Sergio Martino pone toda la carne en el asador que le impone la prudencia y filma instantes eróticos, con cuerpos semidesnudos, que añadían otra característica del subgénero, su componente sexy, atrevido, acorde con los cánones de la época, es decir, mostrar lo permitido ajustando los encantos de las chicas a coreografías, a veces, de movimientos precavidos, con los senos como zona preferente.
En el tercio final, con la mayoría de las mujeres atacadas y asesinadas. Cleo avasallada en su casa y salvada en el último suspiro por el oportuno Linch, el espectador no le queda otra que entregarse a la cruenta trama y estar pendiente y ojo avizor al movimiento de los personajes masculinos, excluido Stavros, para ir colocando las piezas del puzzle. Por cierto, este juego de mesa, muy cinematográfico, aparece incluido en el guion y una de las figuras de la historia termina por encajar todas las piezas dando una pista para los más avispados y atentos.
El minucioso enfoque, con algún giro novelesco, lleva el clímax a un momento en el que se junta el erotismo de la época con el intento del último acto macabro. Un cénit vertebrado entre un velero, buceo bajo el agua y una conclusión en una isla que no desentona para nada con todo lo expuesto en todo el trazo anterior conformando, por parte de Martino, un apreciable y distinguido giallo que responde al ciento por ciento con las triquiñuelas vistosas y aparatosas del subgénero.
Reseña de Jose Manuel León Meliá
The Case of the Scorpion's Tail (1971) | |
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Rating: 6.7/10 (3,558 votes) Director: Sergio Martino Writer: Eduardo Manzanos, Ernesto Gastaldi, Sauro Scavolini Stars: George Hilton, Anita Strindberg, Alberto de Mendoza Runtime: 95 min Rated: Not Rated Genre: Crime, Horror, Mystery Released: 16 Aug 1971 |
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Plot: An insurance investigator tries to determine any irregularities in the policy of a heiress' dead husband, but soon finds himself suspected of her murder. |
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