Si hay un escritor que ha subido como la espuma en fama y prestigio a nivel mundial en las últimas dos décadas ese ha sido J.R.R.Tolkien, si bien siempre fue un referente de la literatura fantástica que inspiró a su vez a muchos escritores posteriores, es innegable que gracias al éxito y repercusión de las películas dirigidas por Peter Jackson, sus sendas trilogías de El Señor de los Anillos y El Hobbit, catapultaron aún más su nombre y sobre todo su obra al público mayoritario, hasta tal punto que hoy día todo el mundo sabe quién es Tolkien, qué es la Tierra Media o quién es Gollum o El Anillo Único, por poner unos simples ejemplos.
Y es que Tolkien creó un basto y maravilloso universo que traspasó con el devenir de los años todo lo que él mismo imaginaba, su meticulosa prosa, la elaborada y rica mitología de su obra y el carisma de sus personajes han conseguido convertir tanto a El Señor de los Anillos como a El Hobbit o El Silmarillion en obras imprescindibles dentro de la literatura universal, un genio que fue incomprendido en su época (como suele pasar) y que los años afortunadamente han conseguido hacerle justicia, como fan incondicional de la obra de este gran escritor me veo casi en la obligación de ofrecerle un justo homenaje a modo de biografía, y es que la vida de este gran hombre fue casi tan apasionante como las aventuras de sus queridos personajes.
Sin más querido lector y con la única intención de acercaros a la vida y obra de este gran hombre de la forma más sencilla, directa y amena os dejo con este especial que espero que os guste.
Nací en 1892 y viví mis primeros años en “la Comarca” en una era premecánica. O, lo que es todavía más importante, soy cristiano (lo que puede deducirse de mis historias) y católico apostólico romano por añadidura.
Soy, de hecho, un hobbit (salvo en tamaño). Me gustan los jardines, los árboles y las granjas no mecanizadas; fumo en pipa y me agrada la buena comida sencilla (sin refrigerar), pero detesto la cocina francesa; me gustan los chalecos ornamentales en estos tiempos opacados, y hasta me atrevo a llevarlos. Me satisfacen las setas (recogidas en el campo); tengo un sentido del humor muy simple (que aun los críticos que me aprecian encuentran fatigoso); me acuesto tarde y me levanto tarde (cuando me es posible). No viajo mucho.
En una casa en Bloemfontein, vivía un genio:
John Ronald Reuel Tolkien nació un 3 de Enero del año 1892 en Bloemfontein, Suráfrica, era el primogénito de Arhur Reuel y de Mabel Suffield Tolkien, en 1894 nació su hermano menor, Hilary Arthur que desde pequeño tuvo serios problemas de salud, a los pocos años Tolkien se traslada a Inglaterra con su madre por los problemas de salud del pequeño Hilary, mientras que su padre se quedaba en el condado de Orange por motivos de trabajo.
Desgraciadamente a la mala salud del hermano de Tolkien allá por el año 1896 se une otro fatídico suceso, y es que su padre, Arthur Ruel muere a causa de una fiebre de origen reumatoide, este aciago incidente cae como un jarro de agua fría ante Mabel que sin ingresos económicos por tan triste suceso se ve obligada a vivir en una casa que alquila en Sarehole, Warkwicshire, que pertenecería al condado de Birmingham.
Sin duda alguna esta etapa fue una de las que más marcaron la imaginación del pequeño Tolkien, y es que le encantaba salir a jugar por los alrededores de su nuevo hogar, cerca de su casa había un hermoso bosque, un bosque que para un pequeño chaval debía de ser todo un mundo de aventuras, sin duda así fue, para el pequeño Tolkien que se pasaba las horas fantaseando con seres imposibles y aventuras inimaginables, fué su patio de recreo particular, donde daba rienda suelta a su imaginación, además en Sarehole se alzaba un viejo molino de ladrillo con una alta chimenea que era propulsado por un motor de vapor que a su vez hacía girar la rueda motríz que descansaba en el río, el edificio destacaba ante toda la vegetación y naturaleza del entorno, el lugar siempre le resultó extraño a Tolkien, le causaba tanta fascinación como temor, al igual que el atemorizante hijo del molinero.
Recordemos que posteriormente Tolkien describe Hobbiton al lado del río y que precisamente existe un molino en él, que posee una rueda dentada que descansa también en las aguas de dicho riachuelo.
Sin duda estos fueron años de plenitud para el joven Tolkien y su familia, Mabel se encargó durante ese tiempo de la educación de los pequeños, siendo Tolkien un estudiante aplicado y un enamorado de la naturaleza. Por aquel entonces además aparecería en la vida del Tolkien un personaje que marcaría para siempre la mentalidad y moralidad del joven, estamos hablando del padre Francis Morgan, un sacerdote católico destinado a la parroquia del Birmingham Oratory. El párroco dió consejo y amistad a la familia de Tolkien, su temperamento era férreo y severo, aunque se mostraba extrovertido y entusiasta con los pequeños, su origen era Español, concretamente de Andalucía y fué una de las personas más importantes (para bien y para mal) en la vida de Tolkien.
Por aquellos años, 1904, el padre Morgan le buscó una nueva casa a la familia Tolkien, que no tuvo más remedio que volver a mudarse, debido principalmente a las contínuas enfermedades del hermano de Tolkien y a la de su madre, el nuevo hogar se encontraba en Rednal, en plena campiña inglesa.
Sin embargo en pleno 1904 la desdicha volvería a cruzarse en el camino de la familia, y es que siendo Tolkien un joven de apenas 12 años que había perdido a temprana edad la figura paterna ahora había que sumarle que su madre Mabel moría a causa de la diabetes, algo que marcó profundamente al pequeño que tenía una relación muy especial con su madre, en años posteriores Tolkien siempre se refería a su madre como » Una mujer de gran belleza e inteligencia, a la que Dios había destinado grandes sufrimientos y penalidades«.
Los pequeños quedaron finalmente huérfanos a muy temprana edad, sin embargo fué el padre Francis Morgan quien se encargó de la tutela y cuidado de los niños, otorgándoles una exaustiva educación y fervor religioso a los pequeños, les ayudó económicamente y les encontró nuevos y mejores alojamientos además de proporcionarles vacaciones cuando los pequeños disponían de ellas.
Edith, un encuentro inesperado:
En 1908 Tolkien contaba ya con 16 años de edad, y este fue sin duda un año que jamás olvidaría, en aquel año el padre Francis Morgan llevó a los niños a Duchess Road, y allí fué donde John Ronald Reuel Tolkien conoció a su gran amor, Edith Bratt, una joven chica que era un poco mayor que él, pero eso no le importó a Tolkien, el aspecto de Edith era frágil, delicado, era pequeña y delgada, con unos profundos ojos grises. Los dos jóvenes sintieron una especie de atracción mutua y comenzaron a intimar, siempre estaban juntos, cuando podían, incluso se adentraban sólos en un bosque cercano para compartir juegos y aventuras, se hicieron almas gemelas, eran inseparables, el pequeño Tolkien se quedaba prendado de la bella Edith cuando esta se ponía a bailar en mitad del bosque para él, como lo haría la propia Baya de Oro en el Bosque para Tom Bombadil.
Desgraciadamente tan fuerte era la unión entre ambos jóvenes que no tardó en ser percatada por el estricto padre Francis Morgan, que se opuso por completo a dicha relación, como hizo el Rey Thingol en el relato de Tolkien sobre Beren y Lúthien, relato que sin duda se inspira en la relación de Tolkien con Edith.
El padre Francis Morgan temiendo que Tolkien no prestase la debida atención en sus estudios, le ordenó tajantemente a Tolkien que no volviera a ver a Edith hasta que tuviera 21 años, esto fué un profundo golpe para Tolkien, pero no podía negarle dicha decisión al hombre que ayudó a su familia en tiempos tan difíciles y que en parte se convirtió en la única figura paterna que llegó a conocer, Tolkien tuvo que escribir una carta a Edith revelándole todos sus sentimientos y prometiéndole que cuando cumpliera 21 años volvería a encontrarse con ella y que entonces en ese mismo día ya nadie volvería a separarlos, Tolkien le pidió a la bella Edith que le esperase, cosa que la joven desgraciadamente no hizo.
La Compañía del Anillo:
En los siguientes años Tolkien se esforzó en sus estudios, durante 1911 además formó una sociedad secreta literaria con unos compañeros de clase del colegio de gramática King Edward en Birmingham, los principales miembros de dicha sociedad eran, a parte de Tolkien, G.B. Smith, R.Q. «Rob» Gilson y Christopher Wiseman, el grupo secreto se llamó en un princípio Tea Club (TC) porque se reunían siempre a la hora de tomar el té, posteriormente el nombre del grupo cambió a Barrovian Society (BS) porque siempre lo tomaban en la sala del té de Barrow’s Stores, en Corporation Street.
G.B. Smith era uno de los más cercanos con Tolkien, fue él quien llegó a comentar los primeros poemas de Tolkien, así pues Tolkien estrechó fuertes lazos de amistad con Smith, y los cuatro chicos comenzaron a interesarse por el lenguaje antiguo, el latín, el egipcio, el griego, el galés y además despertaron una pasión por las grandes sagas nórdicas y la literatura inglesa medieval, sin duda muchos de los pilares que inspiraron a Tolkien para crear su obra, durante años los cuatro chicos seguían escribiendo poemas y relatos y afianzando su amistad, todos llegaron a graduarse en la escuela y no fué hasta la llegada de la gran guerra cuando el grupo secreto llegó a su fín, G.B. Smith, el gran amigo de Tolkien desgraciadamente moriría en 1916 en combate, se cuenta que el mismo Smith escribió una carta de despedida a Tolkien poco antes de morir, pues sabía que no volvería con vida a casa, en ella le decía a su amigo que aunque él muriese esa misma noche la TCBS (Los Cuatro Inmortales) deberían seguir escribiendo, siendo esta una forma de mantener unida la amistad de todos pasara lo que pasara.
Sin duda muchos son los que comparan la amistad de estos cuatro jóvenes ingleses con la amistad que posteriormente habría entre los cuatro Hobbits, Frodo, Sam , Merry y Pippin, asemejándose la amistad de Tolkien y Smith con la de Frodo y Sam.
Esta etapa marcó el carácter y la personalidad de Tolkien, que posteriormente plasmaría en su obra, la amistad jugó un papel muy importante en esos años para el, además de servirle para descubrir sus grandes pasiones literarias que servirían de inspiración para sus futuras obras.
Los años pasaron, Tolkien se había matriculado con honores en Filología Inglesa en la Universidad de Oxford, con un título de primera clase en Inglés en la modalidad ‘Linguistica y Literaria’ y en pleno cumpleaños este le escribió una carta a Edith, diciéndole que si quería casarse con él, para sorpresa de Tolkien la respuesta de Edtih no fue la que él esperaba, pues Edith cansada de esperar y pensando que ya se había olvidado de ella, había contraido compromiso matrimonial con otra persona, sin embargo Tolkien no desistió en perder a la mujer de su vida, y decidió quedar con ella para hablar, y así fue como Edith volvió a caer en los brazos de Tolkien tras años de ausencia, ambos jóvenes seguían tan enamorados como antaño, bastó un sólo momento para que ambos se dieran cuenta de que deberían estar juntos, tras un apasionado beso y un sentido abrazo ella le juró su amor eterno en 1913 en aquella fría estación de tren y finalmente la pareja se casó, esta vez sí con el consentimiento del padre Francis Morgan el 22 de Marzo de 1916.
En uno de sus constantes viajes con su ya esposa Edith, Tolkien decidió volver a los lugares donde él había crecido y pasado buena parte de su infancia, dicho viaje fué desgarrador para Tolkien, pues descubrió que donde antes había árboles majestuosos, frondosos bosques y sinuosos ríos ahora había edificios grises, grandes fábricas y mucha polución, su mágico y bello mundo natural había sucumbido ante la imparable época industrial, esto afectó sobremanera a Tolkien y marcó parte de su obra, y es que en sus libros, especialmente en El Señor de los Anillos podemos ver su parte mas naturalista con esos Ents a la cabeza en contra de la industrialización y destrucción del entorno verde y natural que singnifica Isengard.
Tolkien y la Batalla de los Campos del Somme:
La felicidad junto a su querida Edith duró poco, ya que en 1916 fué requerido por el ejército británico, Tolkien sirve así pues en el 11º Batallón de Fusileros de Lancashire, donde estuvo especializado en el lenguaje de signos, fue precisamente en las trincheras en Francia durante la Primera Guerra Mundial cuando nació el mito, Tolkien pasaba noches enteras de guardia, miraba las estrellas en esos fríos turnos de vigilancia tan lejos de casa, se acordaba de su amada Edith y de sus amigos que también estaban sirviendo en el frente para el ejército británico, algunos en su mismo pelotón y otros en otras divisiones, las horas en las trincheras eran duras, largas y frías, a la espera de cualquier enfrentamiento inesperado por parte del enemigo, pasaba las horas entre las cartas que les escribía a su amada y compañeros, pero allí Tolkien empezó también de una forma muy básica a darle forma a lo que sería el universo de la Tierra Media, y es que en aquellas sucias trincheras cubierto por el barro, los mosquitos y arropado por la incesante lluvia, con el ruido de las lejanas explosiones John Ronald Reuel Tolkien comenzó a escribir con carboncillo en la parte trasera de sobres y restos de papeles que posteriormente guardaba en su uniforme pequeños esbozos de lo que sería La Caída de Gondolin, allí comenzó a dar vida a El Silmarillion.
Tolkien estuvo en las trincheras francesas, el fango cenagoso inundaba todo el terreno, y estuvo presente en una de las batallas más sangrientas de la I Guerra Mundial, la batalla del Somme, allí rodeado por alambres de espino, barro, moscas y con el sonido de los morteros atronando en sus oídos mientras las balas silbaban por su cabeza vió caer a muchos compañeros de pelotón y amigos cercanos, después de la contienda el lugar era desolador, el olor a muerte impregnaba el lugar, una imagen que le marcó para siempre y que quedó reflejada en su obra en la Ciénaga de los Muertos por las que pasan Frodo y Sam en un pasaje de El Señor de los Anillos.
Pero la suerte en la Gran Guerra jugó a favor de Tolkien, no así de su pelotón, y es que en el frente del Somme unas semanas después cogió la llamada fiebre de las trincheras y tuvo que ser repatriado a Inglaterra, esto evitó que posiblemente Tolkien perdiera la vida en dicha guerra, pues poco después de su trasado a Inglaterra se supo que un gran bombardeo aniquiló a todo su batallón, esas ironías de la vida que a veces parece jugar con nosotros como un juego de dados se presentó en la vida de este mítico escritor, pese a que tuvo una gran suerte algo murió en el, todo aquello le afectó muchísimo a nivel personal y familiar, perdió prácticamente a todos sus amigos de juventud, algo que le marcó profundamente, y en cierto modo los horrores que le tocó sufrir en esa guerra están plasmados en su obra.
Partida y Regreso:
Tolkien mientras se curaba de su convalecencia recordaba cómo Edith había bailado para él siendo apenas unos jóvenes adolescentes, y años después ya casados volvió a hacerlo en el bosque de Roos, al norte del estuario del Humbert, allí entre los árboles ella cantó y bailó para él, esto sirvió de gérmen para que Tolkien creara a Lúthien y Beren, los Romeo y Julieta de la Tierra Media, inspirados sin duda en él y su amada esposa, en el relato creado por Tolkien, Beren encuentra a la bella Lúthien cantando y bailando en el bosque de Neldoreth.
De este apasionado amor nacieron cuatro hijos, John Francis Reuel, Michael Hilary Reuel, Christopher Reuel y Priscilla Anne Reuel, a los que Tolkien le escribió innumerables cartas de afecto y relatos infantiles que posteriormente se publicarían.
Una mitología para unirlas a todas:
El origen en la creación imaginativa de Tolkien tenemos que encontrarlo en el estudio y la enseñanza de idiomas que ejerció a lo largo de toda su vida. Al igual que los escritores de ciencia ficción suelen utilizar los inventos y posibilidades tecnológicas futuras con cierta solidez para crear sus novelas, Tolkien hizo lo oportuno con su profundo conocimiento en los campos del lenguaje y mitología varia, ya en su juventud Tolkien creó dos formas de élfico (Quenya/Sindarin), inspirados en el galés y el finlandés que descubrió mientras estudiaba, este fue el proceso de la creación de un lenguaje propio y el gérmen de un universo único que se fué creando y perfeccionando durante años.
Tolkien estaba interesado en darle a Reino Unido una mitología propia, elaborada, profunda e interesante, sus conocimientos en varios relatos históricos le inspiraron sobremanera, muchas son sus referencias, como por ejemplo la mitología Nórdica, especialmente el poema épico Beowulf, el cual impactó profundamente a Tolkien, además era un amante de la novela histórica, a su vez también encontró inspiración en la leyenda del Rey Arturo y sobre todo en la religión Cristiana, la cual estuvo en su vida desde muy temprana edad, la leyenda de la Atlántida de Platón también estuvo presente para Tolkien y Númenor y su caída tienen ciertas similitudes que no son casuales. Y por supuesto la I Guerra Mundial también influyó en la obra del profesor, su experiencia en ella está muy presente a la hora de mostrarnos la barbárie de la guerra, las constantes pérdidas y el nulo uso de otorgarle cualquier atisbo de grandilocuencia al conflicto bélico, la guerra y las batallas siempre son dramas, no hay nada heróico en ellas, más allá del sacrificio, Tolkien lo sufrió y lo plasmó así.
Pero esto es tan sólo un pequeño apunte sobre las fuentes en la que se inspiró Tolkien, si bien son estas las más destacadas y las que más admiración tuvieron por parte del escritor. Siempre buscó tanto en su vertiente linguística como en la imaginativa material, nociones con cierto talante y tono y Tolkien no tardó en darse cuenta de que tanto los mitos como los cuentos de hadas deben tener una verdad moral intrínseca en su gérmen.
Los relatos que creó en su juventud, le llegaron más como algo dado que como algo consciente, paradójicamente El Silmarillion pertenece a esa etapa, aunque bien es cierto que dicha obra no estaría finalizada y publicada hasta después de su muerte, cosa de la que se encargaría su hijo Christopher. La mitología, historia y los relatos de toda la Tierra Media se encuentran repartidos en un sin fin de borradores, algunos inacabados.
Los placeres de una vida sencilla:
En 1925 Tolkien volvió a la Universidad de Oxford como profesor en el Pemboke College, dejó así pues el uniforme y el fusíl para vestir con su traje de franela y empuñar su pluma, fue allí donde Tolkien comenzó a escribir lo que se acabaría convirtiendo en un clásico de la literatura universal, El Hobbit.
Una tarde de 1931 Tolkien se encontraba en su despacho mirando unos exámenes, cansado de tanto papeleo diario hizo un alto en el camino y se paró a contemplar por la ventana que daba a unas verdes colinas coronadas por hermosos árboles, de pronto mientras miraba a ese lugar le dió por escribir en un papel en blanco la primera frase que daría vida al relato » en un agujero en el suelo vivía un hobbit…» sin saber muy bien cómo Tolkien se guardó ese papel en su chaqueta para darle forma y semanas después ya en casa comenzó a esbozar el mapa de Thror, allí dio vida a la geografía que daría forma a la obra, una vez tenía esto de base, el relato comenzó a fluir de su mente y pluma de forma fluída, sólo tuvo que corregir ciertos ajustes o cambios de nombres y personajes, como por ejemplo el dragón Smaug en un principio se llamaría Pryftan o por ejemplo el mago principal no era Gandalf que pasaba a ser un enano de la compañía, el mago tenía como nombre Bladorthin.
Quizás el pasaje que más cambios tuvo fue el correspondiente al Bosque Negro y la pasada de la comitiva enana por dicho lugar, para la creación de los enanos Tolkien se inspiró mucho en leyendas nórdicas y para la creación de la raza de los hobbits sin duda se inspiró en su propia gente, es decir, los anglosajones y en él mismo, Tolkien siempre se consideró un hobbit.
El relato resultó ser todo un éxito, su gran amigo C.S. Lewis le insistió para que lo publicara después de que este lo leyera, Tolkien así lo hizo y la cosa funcionó pero que muy bien, era un relato de aventuras clásico en su estructura, con personajes carismáticos y con un tono algo ligero e infantil, cosa que no le importó en absoluto a Tolkien, al menos de momento.
El Hobbit fué publicado por primera vez el 21 de Septiembre de 1937, el relato sirvió para dar a conocer a los hobbits, seres que serían de principal importancia en sus venideras novelas.
Debido a su gran éxito y las buenas críticas que obtuvo, la editorial George Allen & Unwin le encargó a Tolkien una continuación de El Hobbit, sin embargo Tolkien tenía en mente algo mucho más grande, la continuación de El Hobbit se llamó El Señor de los Anillos, y resultó ser una obra mucho más compleja, oscura y épica que el primer libro, su tono e intenciones tendría mucho más alcance que la historia de Bilbo Bolsón y el grupo de enanos camino a La Montaña Solitaria.
Tolkien tardó la friolera de 12 años en completar dicho libro dividido en tres entrgas (1937-1949), La Comunidad del Anillo, Las Dos Torres y El Retorno del Rey, cada una a su vez publicada en dos libros.
Tolkien estaba mas interesado en continuar contando historias sobre Arda, el mundo donde ocurren los acontecimientos de los libros y personajes creados por Tolkien, decir que por ejemplo tanto El Hobbit como El Señor de los Anillos transcurren en la Tercera Edad de dicha mitología, para disfrutar de las dos pasadas edades el lector deberá profundizar en la complejidad de El Silmarillion, donde se explica entre otras cosas que todo ello fue creado por (Eru) Ilúvatar un ser único que con la música creó el universo de Arda, gracias a los Ainur.
Dentro de los Ainur estaban los Valar y los Maiar, posteriormente tras la guerra con Melkor (Morgoth), un poderoso pero despiadado Valar que fué derrotado con la ayuda de Tulkas, el fuerte, vinieron las edades de las Lámparas o Edades de los Valar y a partir de ahí toda una desencadenante de sucesos donde la épica, la mitología y la imaginación se dan la mano de forma única, como digo para más información os remito a El Silmarillion donde encontraréis todo lo perteneciente a la compleja y fascinante cosmogonía creada por Tolkien.
Los Inklings, tertulias entre caballeros y humo:
Como íbamos diciendo Tokien comenzó a escribir El Señor de los Anillos, el descubrimiento por parte de Bilbo del Anillo Único proporcionó el enlace que necesitaba Tolkien para unir El Hobbit con El Señor de los Anillos, Tolkien se pasaba horas y horas escribiendo los pasajes de El Señor de los Anillos, durante las frías noches de invierno, mientras fumaba su pipa, por el día quedaba con un grupo de académicos y escritores de la Universidad de Oxford que se hacían llamar los Inklings, entre los cuales estaba el mismo Tolkien, C.S.Lewis (conocido por crear Las Crónicas de Narnia), Charles Williams, Owen Barfield, Warren Lewis (hermano de C.S Lewis), Roger Lancelyn Green, Christopher Tolkien (el hijo de Tolkien) y algunos más.
Allí se reunían para hablar sobre literatura y para ofrecer al resto del grupo los trabajos literarios en los que todos estaban involucrados en aquel momento y así opinar abiertamente, Tokien llevaba allí todo lo escrito para dar vida a El Señor de los Anillos, para que el resto de compañeros les diera sus opiniones, los Inklings tuvieron una influencia muy importante a lo largo de la creación de El Señor de los Anillos, Tolkien leía sus pasajes al resto de compañeros que atentos mientras fumaban en pipa o tomaban el té de la tarde atendían a las palabras salidas del profesor de Oxford para posteriormente dar sus valoraciones, a las que Tolkien atendía my atento y tomaba nota.
El señor de los Anillos:
Tras numerosos años escribiendo y retocando su obra El Señor de los Anillos finalmente fué publicado en Reino Unido entre Julio de 1954 la primera entrega, es decir, La Comunidad del Anillo y el 11 de Noviembre de ese mismo año aparecía también Las Dos Torres, sería en 1955 cuando se publicaría la última entrega del libro, El Retorno del Rey, las primeras críticas fueron bastante divididas en general, además muchos críticos atacaron fuertemente la novela de Tolkien tildando su novela de simple y poco desarrollada.
Afortunadamente no todas las críticas fueron malas, para muchos fue un gran libro de aventura épica, con una prosa elaborada y un transfondo sumamente interesante, pese a la división de la crítica el libro resultó ser todo un éxito en ventas, más de las que el propio Tolkien imaginaba, el boca oreja le hacía mucho bien a la aventura creada por JRR Tolkien, la gente comenzó a recomendarlo a amigos y familiares y corrió por todo Reino Unido como la pólvora.
Cuando el libro llegó a los Estados Unidos también resultó ser todo un éxito, su edición de bolsillo batió todos los records del momento, era un libro que iba pasando de campus en campus universitario, incluso el movimiento hippie reinante en aquel momento lo acogió como «su biblia» por su fuerte connotación antibelicista, ecologista y crítica contra el poder y la corrupción establecida en aquellos años.
Sin duda El Señor de los Anillos se convirtió en toda una obra maestra de la literatura fantástica, su desarrollo, el carisma de sus personajes y las aventuras de estos fueron inolvidables para millones de personas en todo el mundo, incluso se dice (a saber si es cierto) que El Señor de los Anillos es el tercer libro más leido en el mundo sólo superado por la Biblia y el Corán, prácticamente todas las casas poseen un ejemplar, ya sea en edición rústica o de bolsillo de la genial obra de Tolkien.
Tolkien recibió numerosos honores en vida, y en sus últimos años se dedicó por completo a seguir enriqueciendo su Tierra Media por medio de relatos y apéndices, pudo ver cómo su libro, aquel que le había llevado toda una vida se convertía en un éxito rotundo y en uno de los favoritos por los jóvenes de todo el mundo, dicha alegría pudo compartirla con su esposa e hijos felizmente durante algunos años.
No diré no lloréis, pues no todas las lágrimas son amargas:
Desgraciadamente para Tolkien una mañana del 29 de Noviembre de 1971 su esposa Edith murió a los 82 años, la mujer de su vida, su musa, había dejado este mundo, muchos son los que cuentan que Tolkien nunca llegó a superar la muerte de su esposa, cuentan sus amigos más cercanos que lo veían andar sólo y cabizbajo por aquellos bosques y ríos donde años atrás había compartido tantos y buenos momentos con su querida esposa, donde Edith le había bailado y cantado como Luthien hiciera con Beren en la prosa de Tolkien.
La tristeza inundó la vida de Tolkien, se sentía vacío sin Edith y 21 meses después de la muerte de su esposa, un 2 de Septiembre de 1973 John Ronald Reuel Tolkien murió, al fin podía reunirse con su alma gemela, aquella chica que conoció cuando tan sólo era un chaval y que le acompañó y apoyó siempre durante el resto de su vida. Tolkien fue enterrado en la misma tumba que su mujer Edith, que se encuentra en el cementerio de Wolvercote, Oxford.
Un gran hombre había muerto, pero el mito no había hecho nada más que comenzar, su hijo Christopher Tolkien seguiría la aventura para terminar el trabajo de su padre y en el año 1977 se publica El Silmarillion, la gran obra inacabada de su padre, además en 1980 también gracias a Christopher se publican Los Cuentos Inconclusos.
Desde entonces la prosa de Tolkien se da en escuelas, se recomienda a diario por millones de personas y es disfrutada una y otra vez, su repercusión llegó a limites inimaginables, tanto es así que para los Ingleses según una encuesta que se realizó en el año 1997 El Señor de los Anillos es el mejor libro del sigo XX, en 1999 se volvió a hacer una encuesta a nivel mundial mediante el portal virtual Amazon y volvió a salir como ganador El Señor de los Anillos como el mejor libro del milenio, sin duda es un libro, una obra que marca como pocos a todos aquellos que se dejan llevar por su prosa y se pierden en sus páginas, uno no vuelve a ser la misma persona después de leer este maravilloso libro.
Un libro que nos habla del camino del héroe, de valores tan importantes como la amistad, el valor y el sacrificio, que critica duramente la guerra, respeta la naturaleza y hace una fuerte crítica al poder representado en dicha obra en forma de Anillo que corrompe a todo el que se cruza en su camino, también nos habla de la esperanza, de que cualquier persona por insignificante que parezca puede cambiar el transcurso de la historia y sobre todo el clásico enfrentamiento entre el bien y el mal.
Un libro y en extensión una obra que rebosa elementos religiosos con otros totalmente paganos, jugando así con un perfecto y estudiado equilibrio y creando una mitología única que ofrece tanto en sus hojas que es todo un regalo que deberíamos recomendar y guardar dentro de nosotros mismos, con una prosa elegante su legado es imperecedero, atemporal, gracias maestro por hacer que millones de personas nos volvamos a sentir niños una y otra vez, gracias por un legado único, muchos somos los que estamos en deuda contigo, desde aquí mi más humilde homenaje.
Namárië…!
Dedicado a Natalia, gran amante también de la obra de Tolkien y mi Luthien particular con quien comparto tantas emociones en mi día a día.
Buen artículo Loren. Hay un tema que comentas solo de pasada, pero que resulta muy importante para comprender la obra de Tolkien, y es la relación de esta con su trabajo como filólogo y medievalista. Tolkien fue uno de los filólogos más importantes del siglo XX (su obra The Monsters and the Critics revolucionó completamente los estudios del poema Beowulf) y en muchas ocasiones utilizaba sus escritos sobre la tierra media para proponer soluciones a problemas que encontraba en su trabajo, pero que no podía proponer en un entorno académico «serio». Por poner un ejemplo, toda la estructura de las «razas» élficas surge en parte para «resolver» un pequeño misterio, el de los elfos oscuros, que se encontraba en Beowulf y otros textos de esa época.
Un libro excelente que trata este enfoque es El camino a la Tierra Media, de Tom Shippey. Si os interesa este tema, no os perdáis tampoco los podcasts de Corey Olsen (The Tolkien Proffesor) y las audio-lessons de Michael Drought (Tolkien and the West y Rings, Swords and Monsters).
Muchas gracias Ángel, y buen aporte lo que comentas, sin lugar a dudas que Tolkien fue uno de los filólogos más importantes del siglo XX y totalmente de acuerdo con el libro de Shippey, muy muy recomendable.
Como sabrás cuando se habla de Tolkien nunca es suficiente y ello es debido a la complejidad que hay en su obra, por mucho que se hable o se escriba sobre el siempre se puede profundizar más y más, y eso es algo realmente fascinante, casi parece no tener fin, nunca se sabe a ciencia cierta donde termina su alcance…. pero la verdad tampoco quería detenerme o extenderme en ello mucho más de lo debido porque se podría hacer muy farragoso y más extenso de lo que al final ha salido que no es poco 😉
Como digo siempre se puede alargar y comentar mil cosas, como por ejemplo la relación entre Sam y Frodo (que tan ignorantemente es criticada a veces) no es más que el reflejo de lo que vio y vivió el propio Tolkien en las trincheras donde los oficiales siempre eran ayudados y acompañados por soldados rasos en todo momento, ayudándoles y creándose así fuertes lazos…
Profundizar en la Tierra Media que proviene de Midgard, de la Mitologia nórdica y que significa literalmente la tierra de enmedio, el tema de la atracción y la obsesión por un anillo tampoco fue algo propio de la inventiva de Tolkien, ya que en la saga islandesa de los Volsungos ya aparece un anillo mágico que otorga poder a su rey y que acabará siendo traicionado por su ambición y la de su familia…
Todo esto lo comentaré en otro artículo que tengo en mente, todo el tema de su mitología, sus influencias y lo aportó Tolkien al respecto, porque creo que es muy interesante, esto básicamente es un repaso a la gran vida de este gran escritor y creador de mundos.
Un saludo!
Por supuesto Loren, con Tolkien, se escriba lo que se escriba, nunca es suficiente 😉 Hay ganas ya de leer ese segundo artículo.
Excelente Loren. Algún día tengo que leer los libros, cuando pueda, que hay tanta serie y película que muchas veces voy a lo fácil y apenas leo y cuando he leído cosas de calidad como Fundación de Asimov, Canción de Hielo y Fuego (sobretodo los tres primeros) y Dune (voy por la mitad y hace un mes que no lo toco, va siendo hora ya jaja) ha merecido la pena, y como amante de la fantasía no puedo pasar de esta saga.
Muchas gracias Fran, claro que sí, léelos en cuanto tengas ocasión, la obra de Tolkien es una maravilla y una vez que te adentres en su unvierso lo disfrutarás muchísimo, nunca es tarde ya sabes, ya me contarás que tal cuando te adentres en la Tierra Media, seguro que no te arrepientes 😉 un abrazo!
Seguro que no jeje