La Bête (2023. The Beast. Bertrand Bonello) SEMINCI Semana Internacional de cine de Valladolid 2023

Seguro que el realizador galo Bertrand Bonello, tuvo en la certeza al adaptar la historia de Henry James, y dar más tarde el protagonismo a su compatriota Léa Seydoux, que el concepto de gelidez expositiva amenazaba, por la unión de los factores, y la nacionalidad del producto, por devorar todas las facetas del film.

Dividida en tres periodos históricos distintos, de 1910 a 2014, y finalmente 2044, año en el que la inteligencia artificial aspira a controlar las emociones de la población, tras una guerra que puso en peligro a la humanidad. Bajo esa tesitura, Gabrielle debe tomar la decisión de resetear su ADN si quiere aspirar a un trabajo mejor, esto pondrá en peligro su carácter soñador, romántico, y, por lo tanto, absolutamente contrario, por rebelde, a lo que el nuevo orden establecido por la mencionada espera de ella.

El principal problema de ‘La Bestia’, es su primer tercio de época, ambientado en 1910, escasamente combinado con la terapia, a la que se sujetan los protagonistas en ese futuro cercano, pero en el que se exponen muchos de los argumentos que más tarde se van a desarrollar entre 2014 y 2044, lo que obliga al espectador a estar especialmente atento, si no quiere acabar consumido por el desconcierto.

Cierto que muchos de los detalles, la mayoría simbólicos, acaban por encontrar reflejo en el desarrollo posterior, bastante más vanguardista, a Bonello no le fallan las formas estéticas, y el film transita adecuadamente de menos a más, cuando consigue quitarse de encima ese corte clásico, donde se exponen muchos de los peores defectos del cine francés, los cuales se resumen en un exceso de pretenciosidad, y un ritmo tedioso, que por suerte el realizador sabe encauzar, pese a lo desmedido de su metraje.

Una buena serie de temas musicales bien escogidos, bajo el techo de un escenario disco bien diseñado, que también transita por varias épocas ya más contemporáneas,  y donde planea la sombra del homenaje al cine del maestro  David Lynch, así como un final que por fin desata a esa bestia del título de manera contundente, premonizada como amenaza durante gran parte del film, son factores que si muestran la vocación y la capacidad artística de un trabajo, al que no se le pueden negar su compromiso técnico con la calidad.

El otro punto a favor, reside en la pareja protagonista, una Léa Seydoux que porta la mirada sutil y eterna de las grandes actrices de siempre, a la que une una extraña química con George MacKay, extremadamente convincente, en especial en el periodo de 2014, donde dibuja un peligroso sociópata, en ese tipo de contribución sobre el que se suele decir, qué gran parte de las mejores virtudes de ‘La Bestia’ resultan del talento de sus intérpretes, los cuales sujetan gran parte del film con su entrega e implicación.

Finalmente, esta cuidada y estilosa distopía, navega por un terreno de complejidad, que seguro hará que muchos espectadores desconecten el cerebro sin alcanzar siquiera el meridiano, básicamente por la propia torpeza del planteamiento inicial. Para el resto, la historia de amor de Gabrielle en diferentes épocas, contiene algunas simbologías interesantes, y el trazo sutil de la posible perdida de la propia sensibilidad humana, expuesta a las nuevas tecnologías, argumento que en base, compone una lectura acertada para tan celebrado subgénero de la ciencia ficción.