Pastiche de «8 femmes» y «Puñales por la espalda» con 4 arpías y 1 abominable

A Laure Calamy siempre es un lujo verla. Esos ojos, esa sonrisa y expresión, esa interpretación… sin embargo, en esta ocasión algo queda sin resolverse.

Lo mejor de la película es su música, aunque es quizás excesiva porque casi está en cada plano, así como la elección de Laura Calamy, porque es una actriz que siempre tiene carita de buena y mosquita muerta aunque de mujer luchadora.

La película es de intriga, misterio, de caos sentimental y falta de afectos familiares, junto con una obsesión o relación tóxica y dependencia hacia una pareja idealizada que saca provecho.
El ambiente tóxico en el que vive la familia rica, en una mansión llena de lujos de gusto chabacano, satura en su puesta en escena, con la acumulación de objetos, a lo síndrome de Diógenes de compras compulsivas ante el que no hay un fundamento argumental.

Lo peor, como parece definir su título, el origen del mal de esta película es su guion, en el que, a pesar de sus buenas ideas, no deja de ser predecible en su giro principal. Además, todas esas mentiras, juegos de esconder, falsedades, trucos sucios y golpes bajos, no acaban de justificarse puesto que se deja sin concretar qué pretenden las arpías. No se explica cuál es su intención, su móvil, tanto de la familia como de la intrusa. Por ello hay situaciones o referencias que no se acaban de comprender, escenas que pretenden una tensión sexual, pero que no se completan ni respaldan un motivo futuro y por ello no se entienden.

A pesar de que la duración es larga, dos horas de película, y que el argumento y escenario es teatral, te deja con las ganas de entender el fundamento de los personajes y de qué hubieran sacado más partido «a lo francés» de un guion más completo y ensamblado.

Reseña de Angelsrup

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