Del festival de Sundance proviene el existencial drama ‘Sometimes I think about dying’ (2023), de la realizadora Rachel Lambert, autora de la desconocida ‘In the radiant city’ (2016). La traducción del título podría encajar como ‘A veces pienso en morir’. Pero también se le ha colocado un título menos agresivo, ‘La vida soñada de Fran’.
Encaja a la perfección ‘A veces pienso en morir’ y resume a pies juntillas el tema de desconsuelo, desazón, ensimismamiento, zozobra, decaimiento por respirar cada momento que sufre el personaje central de la historia, Fran (Daisy Ridley). Esta mujer, cuya edad está alrededor de los 30 años, lleva una existencia aburrida, monótona e insatisfactoria. Vive sola y su casa es coqueta y adornada discretamente. Ni el color de las paredes ni los objetos que vemos en el domicilio indican pesadumbre y hastío. Sin embargo, Fran está incómoda y a disgusto. Es muy introvertida, carece de empatía, le falta soltura, adolece de comunicación fluida y decae por su falta de relaciones laborales y personales. Fran es una chica solitaria.
Trabaja como administrativa en una empresa portuaria, en una zona costera del estado de Oregón. En su tarea profesional es una oficinista aplicada, currante, lista y eficiente. Maneja como ninguna las hojas de cálculo. Su puesto de trabajo consiste en hacer informes de gastos y compras y su aliado es la computadora. Las mamparas delimitan su habitáculo y mientras sus compañeros y compañeras compadrean, se interrelacionan, toman cafés juntos, se intercambian asuntos confidenciales y otros de índole prosaica, Fran no se mueve de su espacio. A lo sumo, echa el asiento hacia atrás y observa, con media cara, oteando el ambiente laboral, como su equipo se mueve, se distrae, se divierte y trabaja.
Se podría aventurar que la ventana que tiene enfrente de su sitio en la oficina pudiera ser un elemento de conexión con el exterior para sugerirle algo de entretenimiento positivo. Sin embargo, su fastidio y pesimismo es tan amargo que al vislumbrar una grúa que realiza sus funciones, ella se imagina ser atrapada por las correas que mueve y morir estrangulada, a modo de horca. Pero este pensamiento no es único, sino que en otras localizaciones la idea le repercute constantemente.
Rachel Lambert, con el concurso de la actriz Daisy Ridley como Fran, que está espléndida y su rostro, lenguaje corporal, peinado, vestuario afectan con los síntomas de desconsuelo, muestran, sin apenas diálogo de la protagonista, un retrato de frustración y tristeza absoluto en confrontación con planos de situación en los que vemos a los compañeros de Fran de la oficina convertir el oficio de técnico de oficina en un rato agradable y distendido. Este tramo está muy bien contado y produce el feroz desasosiego y el feroz aislamiento que padece Fran.
Pero no todo es Bergman y desazón y ansiedad psicológica y falta de autoestima y renuncia a celebrar las cosas buenas que tiene la vida. Un nuevo empleado se suma al equipo para sustituir a una reciente compañera que se ha jubilado por edad. Se trata de Robert (Dave Merheje), un tipo normal y corriente, divorciado, buen trabajador y, además, tiene una virtud incontestable, su locuacidad, que desde el primer día es acogido con entusiasmo.
La llegada de Robert pone en marcha en Fran una atracción prudente. Su inestabilidad o trastorno emocional abren una grieta para la paulatina reversión. El hombre no tiene nada especial, pero tampoco nada detestable. Aparte de buen colega, se enrolla bien y si tropieza cae de pie. Su gran afición es el cine. Ve todos los días una película y cuando se pone a desgranar los pormenores del filme se maneja bien en las descripciones valorativas.
La película, hasta entonces adusta y de una frialdad lúgubre, con pensamientos internos de Fran sobre la muerte, da un giro pero no rotundo, sino lo mejor, gradual, con el cine como mecha y alguna fiesta con los compañeros de trabajo que azuzan a Fran y la reconfortan.
Otra vez los insondables misterios del amor, la idea que tu vida es un puro desastre porque no tienes un asidero emocional al que agarrarte y cuando llega una oportunidad, lo bueno, es que es un tipo del montón, amante de los diálogos y un apasionado del cine. Robert en su casa tiene objetos decorativos relacionados con el séptimo arte como carteles enmarcados, cámaras de proyectar, que me recuerdan, salvando las distancias, al personaje de Allan Félix (Woody Allen) en la socarrona historia romántica de ‘Sueños de un seductor’ (1972), de Herbert Ross, una de mis debilidades de Allen.
‘Sometime I think about dying’ es una historia seca, árida, inhóspita en el terreno psicológico sobre una chica que todavía no ha encontrado una persona afín a su extraño modo de ser. Otra vuelta de tuerca al universo de las relaciones de pareja. Un título que me ha gustado bastante.
Reseña de José Manuel León Meliá
Sometimes I Think About Dying (2023) | |
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Rating: 6.5/10 (4,109 votes) Director: Rachel Lambert Writer: Stefanie Abel Horowitz, Kevin Armento, Katy Wright-Mead Stars: Daisy Ridley, Dave Merheje, Parvesh Cheena Runtime: 94 min Rated: PG-13 Genre: Comedy, Drama, Romance Released: 12 Mar 2024 |
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Plot: Fran, who likes to think about dying, makes the new guy at work laugh, which leads to dating and more. Now the only thing standing in their way is Fran herself. |
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