Una película por el sólo hecho de contar en su desfile de títulos de crédito con el diseño del imaginativo y brillante artista Maurice Binder es todo un irrefutable aval para ver la pieza. Y si además de ese minuto y medio de oro, que es toda una joya, el resto del largometraje, la trama, su dirección y los intérpretes conjugan en positivo, el placer es doble. Esto ocurre en el estupendo filme ‘The running man’ (1963), dirigido por Carol Reed, con guion de John Mortimer, que se inspira en una novela de Shelley Smith, y tiene fotografía en color de Robert Krasker. El trío actoral está muy bien compensado con la presencia, como principal actor, de Laurence Harvey, que da vida a Rex Black, un piloto de aviones comerciales, Lee Remick, guapísima, como su esposa, Stella Black, y Alan Bates como Steven Meadows, un vendedor de pólizas de seguro reconvertido por el azar del argumento en otro agente comercial. Como parte de la película está rodada por Málaga y alrededores de la costasoleña, actores patrios como Fernando Rey (haciendo de capitán de la Guardia Civil), Juanjo Menéndez, como hombre de los recados y José Calvo como camarero.

Maurice Binder es capaz en apenas dos minutos que sus fantásticos, majestuosos y certeros títulos de crédito resuman la clave de la película. ‘The running man’ se tituló en España ‘El precio de la muerte’ y cuenta una historia de intriga. Un sugerente thriller en clave drama criminal sobre un aviador (Harvey) que sufre un aparatoso accidente cuando pilotaba un avión cargado de cajas con sujetadores dirección a Hamburgo y que por un despiste en el pago de la cuota del seguro la compañía no le cubre el siniestro. Cabreado y dispuesto a recuperar el dinero y con el consentimiento de su mujer (Lee Remick), urde una patraña en la padece un nuevo percance con una avioneta sin motor, forzando el topetazo contra el agua, escapando de la profundidad del mar con un equipo de respiración que se había preparado y dándole por muerto para que su viuda pueda cobrar el seguro de vida suscrito tres meses antes del accidente.

Un plan sencillo, bien preparado a conciencia y dejando que el paso del tiempo y la no aparición del cadáver hagan su juego. Esto sería ideal si no fuera por pequeños detalles inesperados que intervienen de manera inocente y acaban desencadenando situaciones inesperadas y adversas.

La farsa organizada por Rex y Stella Black posee todas las expectativas para triunfar. La pareja se prepara para el asalto definitivo. Pero Stella recibe la visita del agente de seguros que se encarga de abrir una investigación para medir la posibilidad de fraude. Se trata de un hombre tranquilo, apacible y algo soso. Se trata de Steve Meadows (Alan Bates), que tras sacar sus conclusiones, todas favorables, queda imantado por la belleza de Stella.

Rex y Stella disfrutan, ya en España y en Málaga, del sol, del turismo y de la próxima llegada de su definitiva partida a un destino todavía por decidir para disfrutar del dinero y de su vida marital. Son una pareja dichosa, se quiere y hacen planes para mañana. Además, Rex se ha apropiado de un pasaporte olvidado por un ganadero australiano que tiene en su país más de medio millar de cabezas de ovejas y se presenta en los sitios bajo una nueva identidad. Una falsa identidad que confunde un poco a Stella porque tiene que disimular y fingir que su marido es un amigo al que acaba de conocer por la zona.

Pero la felicidad se tronca en inquietud cuando aparece inesperada y sorpresivamente Steve. El agente de seguros está por la Costa del Sol de vacaciones. Lleva consigo su libreta y en ella anota reseñas que desconocemos. Pero Rex y Stella piensan que va detrás de ellos, que los está espiando y que está al acecho por si cometen un paso en falso en su farsa.

He aquí un juego extraordinario y pícaro. De viejo zorro del cine. El espectador conoce la función y a qué se dedica Steve. Pero eso no quiere decir que pulule por Málaga como un investigador. Pero la pareja protagonista sí. Rex no tiene más remedio que invitarle a disfrutar de las jornadas vacacionales con ellos porque tiene que dar la imagen que solo es un acompañante de Stella.

Lo que piensa, imagina y supone Rex es lo mismo que cree el espectador. Hasta el tercer acto, el espectador no es omnisciente. Cuando estamos al corriente del verdadero rol de Steve, todo parece indicar que la tensión y la ofuscación va a aflojar. Todo lo contrario. El guion y la dirección de Carol Reed es muy habilidosa, sutil y afilada. Mientras conocemos la ausencia de peligro para que Rex y Stella completen con éxito su trampa, los personajes van, por otro lado, y la maquinaria de los prejuicios, los malos entendidos, las suposiciones y los errores de cálculo derivan en una situación agreste y violenta. Pergeñada con una destreza en la narración y la puesta en escena de manual. Todo está perfectamente atado gracias a una estructura impecable en el ejercicio de drama criminal suculento en matices de suspense.

En definitiva, Carol Reed que filmó esta producción después de ‘Nuestro hombre en La Habana’ (1959) y antes de ‘El tormento y el éxtasis’ (1965), analiza, con su arte minucioso del suspense el pausado trabajo de farsa organizado por un hombre, Rex, que se siente en la plenitud de su estrategia, pero inesperadamente convertido en una marioneta por la involuntaria e inquietante actitud de Meadows quien sin querer precipitar los acontecimientos.

Reseña de Jose Manuel León Meliá

 

The Running Man (1963)
The Running Man poster Rating: 6.5/10 (1,838 votes)
Director: Carol Reed
Writer: John Mortimer, Shelley Smith
Stars: Laurence Harvey, Lee Remick, Alan Bates
Runtime: 103 min
Rated: Approved
Genre: Crime, Drama, Thriller
Released: 01 Oct 1963
Plot: An Englishman with a grudge against an insurance company for a disallowed claim fakes his own death, but is soon pursued by an insurance investigator.
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