Blanquita (2022. Fernando Guzzoni)

Blanquita es una película basada en hechos reales, rodada en forma de thriller, donde se va desvelando una trama dura y sobrecogedora acerca de redes de pederastia, abusos a menores, tapaderas de poder, oscuros secretos de políticos, la marginalidad y la falta de medios enfrentada al corporativismo en las altas esferas.

La película nos muestra la historia a través de primeros planos, fondos oscuros, carentes de luz (incluso cuando es de día), quizás pretendiendo que, las declaraciones de la protagonista, con la ayuda del religioso, pudieran dar algo de luz para el descubrimiento de la verdad.

Es como si ese fondo permanentemente oscuro junto a la descarnada historia pusieran el contrapunto a lo que poco a poco se va descubriendo, para que el espectador tenga la esperanza de que se va a hacer justicia aportando ese rayo de luz.

La película plantea si el fin justifica los medios. Si la falta de recursos, el olvido de las instituciones, el poco interés de sacar de la marginalidad a jóvenes rotos por la propia sociedad, puede paliarse y es lícito contrarrestarlo o combatirlo con perseverancia, imaginación, inventiva y armando una trama que, sea o no maligna, consiga hacer pagar a los abusadores; si David puede a Goliath cuando solo se tiene la palabra para atacar o defenderse.

Película dura, judicial y social, evitando las escenas truculentas pero mostrándonos una realidad muy cruda.

Angels Rup