El príncipe de los detectives, Sherlock Holmes, es el reclamo más destacado de una película bastante lograda en todos sus aspectos artísticos/visuales como ‘Asesinato por decreto’ (1979), de Bob Clark según un guion de John Hopkins. Una copia remasterizada, con un escalado de imagen que hace ver su cuidada ambientación, tanto para localizaciones naturales como sus ténebres decorados. Además, la versión cuenta con material añadido que en su día quedó en la sala de montaje.

Uno de los principales atractivos de este trabajo del autor de ‘Navidades negras’ (1974) y ‘Porky’s’ (1981), entre otras, radica en la exquisita y elegante interpretación de sus principales baluartes, Holmes, al que da vida un sutil e intrépido Christopher Plummer, y el Doctor Watson, muy afinado en la piel muy experimentada de un estupendo James Mason. Pero estos dos actores también están rodeados por un ramillete de excelentes intérpretes que en un registro secundario aportan glamour y un toque de distinción a un cartel muy apreciable. Durante sus más de dos horas se puede ver a David Hemmings, Anthony Quayle, John Gielgud, Donald Sutherland en un alucinante rol de visionario y actrices en papeles pequeños pero significativos como Genevièv Bujold y Susan Clarke.

La película, muy entretenida, por cierto, la había visto en su momento de estreno y recuerdo que tras salir de su pase la impresión que me causó no fue tan potente como la que me proporcionó anoche su visión. Quizás ayudo y bastante su versión original con impecables subtítulos en castellano como la apasionante y retorcida trama, que implica en unos asesinatos a la realeza británica, y esos diálogos perfectos y armónicos, de grandes sabios y mejores oradores que parecen escritos por un ferviente literato.

En ‘Asesinato por decreto’ se consigue de forma bien engrasada plantear bien la cuestión. La cuestión o la intriga es el elemento esencial, en este caso bastante siniestro, para procurar que las sabias maneras deductivas de Holmes se ponga a funcionar haciendo honor a sus dotes detectivescas. En esta línea, el argumento y el guion están trabajados y elaborados con los alicientes y giros necesarios para poner en marcha la maquinaria investigadora de una mente privilegiada como la de Holmes.

Pero no solo ese apartado, el del ingenio, la especulación, la sospecha, la suposición y el impresionante alegato final (una escena teatral pero de potente significado) son las triquiñuelas propias de un ser super dotado para el análisis criminal/social/político de la historia, sino que pululan por la pantalla ingredientes, alguno delirante, que fomentan que la visión de la película sea muy recomendable.

La razón de la implicación de Holmes en unos espantosos y atroces asesinatos cometidos sobre mujeres de dudosa reputación en el barrio miserable de Whitechapel, que da origen al mito de Jack El Destripador (Clark y su guionista dan su versión de esta cruel y asesina figura), es el encargo que una asociación de mercaderes de la zona afectada le hacen para desvelar la identidad del psicópata y así liberar sus negocios de una crisis por falta de clientes. Una argucia fácil, un mero trámite, que permite entrar en detalles más enjundiosos. De más alcance. Con una implicación infame y sin conciencia del irresponsable aparato y sistema del gobierno aristocrático para ocultar la implicación del heredero a la corona y así mantener el orden social establecido atacado por una ideología radical y anarquista desleal con la decadente monarquía.

Para llegar al escándalo Real y los tejemanejes del poder fáctico, los pasos y progresos de Holmes son variopintos. Empezando con la intervención de un visionario, Robert Lees, encarnado con su lunático buen hacer por un colosal Donald Sutherland, al que le faltaba estirar el brazo con el dedo extendido y gritar como un poseído emulando su último plano aterrador en la ‘Invasión de los ultracuerpos’, filmada en 1978 por Philip Kaufman. Merodean por la trama francmasones, sanguinarios secuaces, viles y sórdidos ambientes, mujeres solidarias con una amiga víctima del amor traidor y varias peleas de Holmes y Watson enfrentados a villanos terribles.

Toda una espesa trama, muy bien urdida, cuyo nivel de implicación alcanza al trono, está orquestada con un oficio preciso, sin alardes, con esa fotografía retro, que hace todo el conjunto de ‘Asesinato por decreto’ una función más entusiasta de lo que podría parecer al comienzo. El hecho de intercalar en el guion asuntos revolucionarios y una decadente monarquía, sostenida con indecencia y falta de conciencia por el sistema, su eco resuena todavía más si cabe para que la función tenga los suficientes atractivos como para haber aprovechado el tiempo de manera saludable.

Reseña de Jose Manuel León Meliá

 

Murder by Decree (1979)
Murder by Decree poster Rating: 6.8/10 (6,551 votes)
Director: Bob Clark
Writer: Arthur Conan Doyle, John Hopkins, Elwyn Jones
Stars: Christopher Plummer, James Mason, David Hemmings
Runtime: 124 min
Rated: PG
Genre: Crime, Mystery, Thriller
Released: 09 Feb 1979
Plot: Sherlock Holmes investigates the murders commited by Jack the Ripper and discovers a conspiracy to protect the killer.
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