Descubrí al cineasta canadiense Denys Arcand allá por 1986 gracias a la proyección en la sección a concurso de la Seminci vallisoletana de su revolucionaria película ‘El declive del imperio americano’ (1986). Fue un título celebrado y con bastante chispa (y sorna) que, en clave satírica y deslizando apuntes humanos y sociológicos, se enfrentaba a cuestiones relacionadas con los mitos sociales y culturales (y estilo de vida) de un grupo de hombres y mujeres hablando abiertamente de causas mayores.

El realizador francófono quebequés consiguió una comedia dramática desternillante, con diálogos geniales, bien construidos y de elegante ironía, que merodeaba también el ocaso y derrumbe de la vida cuando la maldita enfermedad toca a tu puerta.

Este sugestivo trabajo muy reconocido permitió en este mismo festival y pantallas comerciales que su filmografía se permitiera ver y disfrutar. Fue difícil y harto complicado mantener el listón en el mismo nivel y su trayectoria, con altibajos, se mantiene aunque la frescura y el golpe frontal de sus primeras piezas se diluyó incluso en premisas autocomplacientes y autorreferenciales.

‘Las invasiones bárbaras’ (2003) y ‘La caída del imperio americano’ (2018), son algunas de sus aportaciones que las tengo bien consideradas y que contemplan motivos y alguna esencia de su sarcasmo y cinismo.

No me desagradan algunos temas que veo en su última ocurrencia, ‘Testament’ (2023), recientemente visionada, y que aborda una serie de resumen temático fluctuante y variado. El largometraje, principalmente, tiene el poso del inevitable paso del tiempo, la decrepitud del cuerpo y el aspecto físico y el consejo de armarse de paciencia para la inevitable llegada de la muerte. Sensaciones, junto a otras, que se perciben en los primeros compases del argumento.

Para elaborar su discurso y tesis, Denys Arcand, recurre a uno de sus personajes fetiche, Rémy Girard, visto en los filmes antes aludidos, que encarna a Jean-Michel Bouchard, un veterano y soltero empleado en el archivo nacional (trabaja dos días a la semana) que vive en una residencia para personas mayores.

Esta figura, de alguna manera, representa el alcance del sentir y la mirada del propio realizador. Sería una especie de sosías que llegado a una edad en la que parecen converger todos los males de salud y que la observación de la realidad más inmediata desde un enfoque repleto de las experiencias de la vida le proporciona una perspectiva general como para construir un pálpito más cercano a la defunción que a una vida más longeva.

Tal es el cansancio, desgaste y vacío que siente Jean-Michel que sus primeros pasos en la película es andando por un cementerio mientras su voz en off nos cuenta que le atrae ese escenario del reposo definitivo porque su cuerpo y su mente le dicen que está cerca la bajada de la persiana. Es decir, la película comienza con un tono decrépito y de despedida. Aunque la forma para narrar este tránsito sea elegante y delicada puesta en escena.

‘Testament’ tiene una estructura circular. Se inicia y se termina de forma parecida. En el salón de la residencia de mayores, donde uno de sus inquilinos interpreta al piano alguna pieza. Lo importante de la estancia de recreo y uno de los elementos irónicos que tratará la película reside en el mural que preside el gran y bonito habitáculo. En la pintura de la pared se observa un fresco de un insigne pintor que recoge la estampa de los invasores franceses llegados a la zona de Canadá, desarrollando su salvaje y discriminatorio instinto colonial.

Esta pintura es objeto de presión por parte de un colectivo defensor de los derechos de los nativos cuyos miembros están acampados en las inmediaciones de la residencia pidiendo el inmediato tapado con pintura de la obra por considerarla ofensiva y denigrante contra los derechos de los indios autóctonos.

Este es uno de los incidentes que Jean-Michel será testigo cuya dimensiones llegará a ser debatido en la cámara del senado del gobierno del estado. Denys Arcand aprovechará este asunto efervescente para apuntar y disparar contra las contradicciones de los políticos, además de dibujar un panorama muy reaccionario de la política conservadora del país, sacando a políticos dormidos mientras se tratan órdenes del día peliagudas.

Creyendo que está en un declive irrefrenable, Jean-Michel lo ve todo con una distancia que lo afecto lo menos posible. Para ello se hace acompañar de una terapeuta psicológica de poderoso atractivo que escucha sus cuitas y trata de proporcionarle beneficio anímico. También, desde su puesto de trabajo en el archivo nacional y gracias a una glamurosa y excitante secretaria de origen serbio, se compromete a ayudar a la gente que quiere.

Pero una inesperada sensación de bienestar provocado por un cariñoso y sutil coqueteo con la directora de la residencia en la que vive, Rosalie (Charlotte Aubin), alumbrará, cosas de la vida, un nuevo aliciente de tal manera que aleja el desasosegante agobio de la muerte por la irrupción de un pequeño matiz sobrevenido de manera azarosa que genera una conclusión donde la esperanza cobra vida.

‘Testament’ es regular, le falta colmillo, es algo complaciente, pero la ironía que despliega tiene recorrido aunque corto. La película habla sobre la vida, que es imprevisible. Y las últimas palabras en off de Jean-Michel son claras: «Hace unos meses estaba completamente listo para morir. Ahora he vuelto a querer vivir el mayor tiempo posible y debo preocuparme por el calentamiento global».

Reseña de Jose Manuel León Meliá

 

Una optimista y sutil crítica, con cinismo y retranca, de la sociedad actual.

Denys Arcand emplea su humor corrosivo, al igual que hizo con sus anteriores “El declive del imperio americano”, “Las invasiones bárbaras”, “La caída del imperio americano” y “La edad de la ignorancia”, aspectos de la sociedad actual.

La película plasma situaciones con una ironía fina, un sarcasmo cáustico que, en tono de comedia, arremete con malicia pero sin burlarse, de esos fallos o derivas que permitimos y potenciamos en nuestra sociedad.

Arcand no es precisamente tierno en los planteamientos de sus películas, pero sí que la puesta en escena la hace de tal manera que sientas compasión, como un hospital y enfermedad terminal (las invasiones), un encuentro entre amigos (el declive), o en esta Testament un centro geriátrico público, con abuelitos entre adorables y despistados, una Directora muy profesional, unos jóvenes manifestantes y unos políticos que se preocupan sólo cuando algo afecta a las noticias sobre sus ministerios.

El protagonista es un señor maduro de más de 70 años, desilusionado, cínico, poco relacional, soltero y sin hijos, culto con ideas propias.

Una Directora del centro que, siendo muy profesional, intenta atender con eficiencia y formalidad el centro del que es responsable, pero sufre en silencio la burocracia y decisiones absurdas de la administración, la gestión funcionarial en su sentido peyorativo o las órdenes absurdas de los políticos cuyos ministerios se ven impactados con las noticias y que únicamente intentan salvaguardar el prestigio de sus carteras y no hacer el bien público.

Una pintura, un fresco histórico que plasma el encuentro entre Jacques Cartier y los indios, los primeros habitantes, los pueblos primigenios de Canadá, se considera un insulto a las “primeras naciones”.

Un grupo de jóvenes que se manifiestan y protestan en favor de grupos étnicos que ni entienden ni es real, pero que les sirve para exigir y dar visibilidad no al motivo por el que luchan sino a ellos mismos, unos jóvenes reivindicativos felices de tener una causa de apropiación cultural. Arcand ridiculiza el activismo vacío, el de Instagram y para redes sociales.

La película carga con sorna sobre la manipulación periodística que exagera el dramatismo de la causa, la intoxicación de la información de la noticia oportunista, creada por los propios medios de un acontecimiento que no tendría importancia real, de esa televisión que en lugar de información da espectáculo, creado por los propios periodistas.

También carga contra el mundo político, que sólo gestiona su gobierno basándose en las apariencias, alimentando y escudándose en la indignación popular. Unos políticos que realizan discursos vacíos, con lenguaje incomprensible lleno de acrónimos, que se escudan en comisiones de investigación de humo y en exclusivamente salvar las apariencias. Un acierto no designar a ningún partido político, aunque se reconoce la corriente en la que se mueve su representación o, en el ámbito local de Québec, al parodiar la forma de hablar, de vestir y de expresarse de los políticos, seguramente los quebequenses pueden identificar cada grupo político.

Una pareja de vejetes deportistas, que se cuidan física y mentalmente siguiendo todas las corrientes tanto sanitariocientíficas o aquellas que están de moda, para ofrecernos un regalo de interpretación de la señora que, presa del histerismo de cierto momento, relaciona todas las pautas que han seguido para mantenerse sanos, con un testernillante monólogo al que no le falta detalle.

Igualmente otro de los temas que plantea la película es la soledad, de todos los individuos, ya sean jóvenes o vejetes, con un final lleno de esperanza y color, en el que se solventaría la idea “qué bonita es la soledad cuando tienes a alguien a quién contársela”.

La película tiene tantas aristas en sus ataques que hay que verla dos veces para sacarle más jugo.

Muy disfrutable.

AngelsRup

 

 

 

 

Testament (2023)
Testament poster Rating: N/A/10 (150 votes)
Director: Denys Arcand
Writer: Denys Arcand
Stars: Rémy Girard, Sophie Lorain, Marie-Mai Bouchard
Runtime: 115 min
Rated: N/A
Genre: Drama
Released: 05 Oct 2023
Plot: A retired archivist is annoyed and confused by a group of protestors who are angered by a mural inside the retirement home where he resides that glorifies colonialism.
Calificación: