La segunda incursión de Michael Keaton en la dirección, tras Caballero y asesino (2008), se salda con este notable thriller. Plasma con buen pulso el guion de Gregory Poirier (Rosewood), que presenta una premisa interesante. La desarrolla primando unas circunstancias que crean incertidumbre y consigue captar la atención del público hasta el final. La demencia adquiere un significado peculiar. De hecho, su evolución condiciona la estructura narrativa y marca la división del relato en varios capítulos. Recurre ocasionalmente ...