El título pretende invitar al público a relacionar esta película con la exitosa y desternillante Ocho apellidos vascos (2014); sin embargo, solo tienen en común que ambas explotan el choque de culturas, deparando resultados bien distintos. Los protagonistas no son los mismos y cabe deducir que se trata de una mera estrategia comercial. Al margen de ello, aquí nos encontramos con un planteamiento propicio para alcanzar sus objetivos, pero el desarrollo no satisface todas las expectativas. Asistimos ...