Eric Lavaine reincide en los patrones que aplicó a su predecesora, Barbacoa de amigos (2014), aunque no alcanza las mismas cotas de inspiración. Entretiene sin mayores pretensiones, repitiendo una fórmula muy habitual en las comedias corales. Pequeñas mentiras sin importancia, El nombre o Cena de amigos pueden servir también de referencia. Son ejemplos válidos de un exitoso subgénero del cine francés. Así que tira de secretos, revelaciones íntimas, situaciones anecdóticas frustraciones y contratiempos inoportunos para componer este llevadero relato. Conviene advertir que ...