Qué drama tan sibilino y astutamente tramado por los guionistas, John Fante y Edmund Morris, a partir de la novela homónima de Nelson Algren para dar vida e intensidad a la producción de Columbia ‘Walk on the wild side’ (1962), de Edward Dmytryk, que aquí en España se conoció como ‘La gata negra’. Una excitada historia sureña acerca de las pasiones humanas y el declive de los sueños. Un retrato de los años posteriores a la gran depresión norteamericana visto desde el ángulo de la desesperanza y ecos de lo imposible.

Por esa época, el rigor del código de censura flojeaba y los guiones, no sin sutilidad y esquivando obstáculos, mostraban una tendencia de miras aperturistas respecto algunos temas tabús y complicados de trasladar a la pantalla. La moralidad deponía su estricto corsé y permitía que cierta permisividad reflejara una visión menos conservadora y más cínica de la sociedad. Esta tolerancia, construida poco a poco, dio paso a una serie de estampas más aguerridas que peleaban por encauzar las pulsiones sexuales de una manera más compleja.

Esta pieza de Dmytryk, un realizador que sufrió la iracunda perversidad del Comité de Actividades Antiamericanas, viene empapada del ardor, de distinto voltaje, que emanan sus cuatro protagonistas femeninas. Cuatro tipologías de mujer que no pasaron desapercibidas, unas más que otras, que dejaron un regusto que algo nuevo e interesante se estaba fraguando.

En la variedad de caracteres y fisonomías cabe destacar la voluptuosa aparición, en medio de la nada del paisaje rústico y áspero de Texas, de la buscavidas, Kitty Twist, representada en la pantalla de formato panorámico (gran fotografía en blanco y negro de Joseph MacDonald) por una viva, lenguaraz y sensual Jane Fonda. La actriz, en el esplendor de su juventud y con una belleza explosiva, encarna a una muchacha que desea huir del aburrimiento y se une a un vagabundo, Dove (Laurence Harvey), con destino Nueva Orleans, en busca de su sitio en este mundo. Mientras el hombre va detrás de una mujer, Hallie (Capucine), Kitty desea amarrarse a su nuevo amigo. Para ello se desprende de las ropas nada femeninas y se mete dentro de un vestido ceñido, marcando sus encantos y atributos, pensando que el vaquero quedará hechizado de su escultural y atractivo cuerpo. Sin embargo, no es así.

La siguiente mujer que aparece en el primer acto es Teresina (Anne Baxter), propietaria de un modesto negocio de carretera (restaurante y gasolinera), cerca de Nueva Orleans, que se muestra amable, atenta, razonable y le ofrece un trabajo como ayudante y la posibilidad de ejercer de mecánico si no encuentra otra cosa mejor. Kitty, lista como inconsciente, muñe una desleal estrategia que le sale mal y Dove no tiene más remedio que despacharla.

En Nueva Orleans, en el barrio francés, hay un prostíbulo que se conoce con el nombre de «La casa de muñecas». Este exclusivo burdel está regentado con mano firme y maneras marrulleras y algo corruptas por Jo (Barbara Stanwyck). Una gestora inflexible, persuasiva y tiránica que ejerce un poder sin concesiones ayudado por un par de secuaces que se encargan de imponer la violencia si hiciese falta. Entre las chicas de compañía se encuentra Hallie, una mujer elegante, sofisticada, culta, amante del arte (práctica la escultura), que se ha acomodado en esa profesión tras vivir una experiencia amarga y en soledad en Nueva York.

Presentado todo el elenco y perfilada su función, con el añadido de una espléndida escena de apertura cuando desfilan los créditos iniciales en la que vemos a una sigilosa gata negra avanzar hasta encontrar a otra gata blanca y enzarzarse en una pelea, solo queda establecer el conflicto y la tensión.

Walk on the wild side, es un estupendo melodrama cargado de chispa y genuina pelea de personajes atrapados en una disyuntiva. Jo no quiere perder a Hallie. Está veladamente enamorada de ella y este apunte lésbico es uno de los atributos y triunfos de la película. Dove quiere casarse con Hallie y hace todo lo posible por renovar la vieja amistad. Teresina aguarda, con paciencia y resignación, un desenlace, porque le gusta Dove. Y cuando menos te lo esperas irrumpe Katty, que es reclutada para convertirse en prostituta.

Al margen, los esbirros de Jo, con un marido discapacitado, que ha perdido las dos piernas y se mueve con un carrito similar al utilizado por el mendigo de ‘Los olvidados’, de Luis Buñuel, matones al servicio de su ama más la ayuda de hombres que representan el poder fáctico, convertirán el empeño de Dove en un intento de sacar del agujero a una mujer que se metió allí por tristeza.

El tercer acto es agitado, denso, agresivo, y cada parte pone toda su artillería. El desenlace, apoteósico, tiene lugar en el garito de carretera. Todos se reúnen allí y acontece lo inevitable. La atmósfera se vuelve de cine negro o drama criminal. La perversidad es fuerte y mueve lo ruin y despreciable que lleva el ser humano. Dove es inocente y creía en un mundo de ilusión y suerte. Los demás son como son, gente que trata de sobrevivir en tiempos difíciles y estrechos.

El tercer acto es agitado, denso, agresivo, y cada parte pone toda su artillería. El desenlace, apoteósico, tiene lugar en el garito de carretera. Todos se reúnen allí y acontece lo inevitable. La atmósfera se vuelve de cine negro o drama criminal. La perversidad es fuerte y mueve lo ruin y despreciable que lleva el ser humano. Dove es inocente y creía en un mundo de ilusión y suerte. Los demás son como son, gente que trata de sobrevivir en tiempos difíciles y estrechos.

Reseña de Jose Manuel León Meliá

 

 

Walk on the Wild Side (1962)
Walk on the Wild Side poster Rating: 6.7/10 (3,130 votes)
Director: Edward Dmytryk
Writer: Nelson Algren, John Fante, Edmund Morris
Stars: Laurence Harvey, Capucine, Jane Fonda
Runtime: 114 min
Rated: Approved
Genre: Drama, Romance
Released: 23 Mar 1962
Plot: Poor lovesick white-trash Dove Linkhorn arrives in New Orleans searching for his former girlfriend Hallie Gerard, an artist who works in The Doll House brothel, whose madam Jo Courtney considers her girls to be her property.
Calificación: