Muy buena película de terror sobrenatural. ‘Danza macabra’ (1964), de Anthony Lawson (Antonio Margheriti), y dicen que también participada desde detrás de la cámara por Sergio Corbucci, es un excelente relato de muerte, tensión ambiental, fotografía expresionista y encanto gótico. Una copia impecable, recientemente remasterizada, que hace apreciar un diseño de producción tétrico y la buena factura de su puesta en escena. Se trata de una obra de notable fuerza cuya baza destacada es la utilización de la figura de Edgar Allan Poe no sólo como cebo o atracción sino también como motor de la historia.

En el guion, Edgar Allan Poe se encuentra en Londres. Se trata de su primer viaje a las islas británicas. Aprovecha el tiempo entreteniendo a los clientes de una tasca contando sus espeluznantes imaginaciones. Dice ser alguien que narra hechos verídicos desde una perspectiva fantasiosa. Un periodista del Times, Alan Foster (Jorge Rivier), le persigue para hacerle una entrevista. El reportero está obsesionado con los truculentos cuentos del escritor de Baltimore y desea saber el origen de las ficciones. Entre los asistentes a la narratología de Poe se encuentra el Lord Blackwood, que le propone al informador del Times una atrevida y suculenta apuesta. Por diez libras, que pueden ser suyas, deberá resistir una noche en su castillo durante la noche de difuntos del 1 de noviembre. Todo aquel que ha incurrido en el atrevimiento de estar allí en tan señalada fecha no ha logrado sobrevivir. El periodista, seguro de su integridad y firmeza, no duda en aceptar. Los tres hombres se desplazan a las afueras de Londres, donde se ubica el castillo. Aquí, dejan al reportero confiado que logrará su proeza.

Alan Foster es la antítesis de Poe. El gran escritor fue un hombre presa de sus delirios y de poseer una psicología inestable debido a sus excesos etílicos como una existencia turbulenta y melancólica. El periodista, por su parte, presume de ser juicioso y tener una cordura impecable. Se jacta de tener templanza, nervios de acero y se le ve orgulloso, pomposo, arrogante y convencido de no dejarse influir por chismes y leyendas negras.

Foster entra en el Castillo con un punto de autoestima y presunción intachable. Sin embargo, las estancias decrépitas, un clima amenazante, multitud de telarañas que hacen de la fortaleza un lugar inhóspito, poco atractivo y descuidado en su mantenimiento. A pesar de las pistas y la sensación de inseguridad, Foster se muestra muy aventurero y sus primeros minutos pululando por todas las habitaciones y salones sin atisbo de peligro le garantizan el éxito.

Pero la calma y la tranquilidad se desvanecen con la irrupción de una voluptuosa mujer, Elizabeth (magistral Barbara Steele, en uno de sus habituales papeles de mujer sensual, atractiva y de poderoso imán), que seduce con facilidad a un hombre que se define como solo, soltero, pobre, periodista y célibe.

La aparición de Elisabeth es el primer vínculo de los espectros que moran en el castillo de Blackwood (antes, Bloodwood, verdugo como trabajo) y que abandonan sus escondites para recuperar el pasado, encandilar al periodista para luego asustarlo y comprometerlo en una orgía fúnebre.

Luego será Julie, otra mujer, la que aprieta las tuercas con el papel de chismosa y entrometida que fraguó en el pasado. El doctor Carmus, otro fantasma que decidió dejar el mundo de la ignorancia por ser contestados desde registros y apreciaciones ridículas sus investigaciones y adelantos en la medicina, forma parte del plantel de personajes situados en el limbo del más allá. Un sirviente con pintas de semental, amante de Elizabeth, deja sobresaltado a Foster que tras pasar la noche en la cama con Elizabeth tiene muy claro que se ha enamorado. «Yo solo vivo cuando amo», le dice Elizabeth a Foster que poco a poco va perdiendo la cordura sumido en una área para la que no tiene explicación lógica.

Las tres formas de vivir que le dice el científico Carmus a Foster, el cuerpo, espíritu y sentido, se van desvaneciendo y presa del miedo y la incerteza el periodista quiere huir perseguido por las ánimas que le conminan a quedarse con ellos y revivir la noche de los difuntos.

‘Danza macabra’ es una pieza excepcional, rodada con estilo y planteamiento artístico. Se aprovecha de la figura de Edgar Allan Poe, más vitalista que lo fue en su maltrecha y desdichada vida, se le saca partido y la película como título de terror es impresionante. La dirección de Margherite y la secuencia que filmó Corbucci, son de impacto visual. Tienen planos con profundidad de campo muy notables, desnudo de una de las actrices y un punto final que denuncia la avaricia e inmoralidad del infama Lord Blackwood.

Reseña de Jose Manuel León Meliá

 

Castle of Blood (1964)
Castle of Blood poster Rating: 6.8/10 (2,658 votes)
Director: Antonio Margheriti, Sergio Corbucci
Writer: Giovanni Grimaldi, Bruno Corbucci, Edgar Allan Poe
Stars: Barbara Steele, Georges Rivière, Margrete Robsahm
Runtime: 87 min
Rated: Not Rated
Genre: Horror
Released: 27 Feb 1964
Plot: A journalist takes a bet that he can spend the night in a haunted castle on All Hallow's Eve. During his stay, he bears witness to the castle's gruesome past coming to life before him, and falls in love with a beautiful female ghost.
Calificación: