Me ha gustado bastante, dentro de su género, el giallo italiano, la pieza ‘4 moscas sobre terciopelo gris’ (1971), de Darío Argento. El realizador italiano fue un consumado maestro en la parcela del thriller de psicópatas y perturbados a la estela de otro de los grandes nombres de este electrizante género, Mario Bava.

La película tiene un elenco artístico importante encabezado por el compositor Ennio Morricone que entrega un puñado de temas atmosféricos y otros que se ceñían como anillo al dedo a una de las premisas de la historia, como es el componente rock and roll. La fotografía, siempre con el color rojo pululando y haciéndose notar en muchos planos, es de Franco Di Giacomo. La parte actoral tiene los rostros de Michael Brandon, Mimsy Farner, Marisa Fabbri y, entre los secundarios, irrumpe, como un armario pero sin ejercer de elefante en una cacharrería, el mamporrero Bud Spencer. Que por aquel entonces ya había intervenido en el éxito ‘Le llamaban Trinidad’ (1971).

En los argumentos del giallo italiano, el canalla de turno, hombre o mujer, es una figura tarada y perturbada que arrastra unos maquiavélicos traumas vinculados a la infancia y herederos de ciertos complejos freudianos relacionados con el padre o la madre. Parientes, maltratadores y de feroz belicosidad con los niños que éstos con el correr del tiempo y en edad madura desarrollan un instinto de venganza atroz y cruel.

Gran parte del mérito de estos largometrajes se centraba en la habilidad de los guionistas para construir libretos con un gran componente de horror y violencia y el talento de los directores para aplicar su estilo visual en intrigantes y aterradoras puesta en escena.

Darío Argento, especialista del género, tenía el parámetro turbio y los recursos expresivos como para construir estupendos relatos en el que un hecho espantoso se introduce en el quehacer cotidiano y costumbrista de los personajes afectados por el acecho de una figura oscura y chiflada.

En este caso el castigo le sobreviene a un músico, Roberto, que toca la batería en un grupo de rock que está grabando su último LP y se ve metido en un lío grotesco al asesinar a un tipo que le seguía y su accidental fechoría quedar registrada por la cámara de un testigo que estaba en el lugar adecuado y en momento oportuno agazapado y ocultando su rostro con una ridícula máscara. A partir de aquí, la vida del percusionista se va a ver alterada y su ansiedad se la contará a su mujer, una guapa rubia y heredera de un importante pellizco económico.

El planteamiento es el de un hombre acorralado por circunstancias ajenas a él. Se encuentra indefenso e ignora qué está ocurriendo. Su esposa, Mina, se solidariza con él y pronto comienza el desfile de situaciones criminales perpetradas por la enigmática y escurridiza figura que deja un rastro de asesinatos sin que haya pistas plausibles.

La película, su desarrollo y giros, incluidos unos convenientes flashbacks acerca del motivo de enajenación del desequilibrado de la función, cumple con los requisitos obligados de la tensión y la intriga. En ese aspecto narrativo, sus claves formales, la tramoya y clichés psicológicos son los esperados, bien entretejido por Darío Argento.

De esta película me llama la atención dos credos y vasos comunicantes que establece Argento y sus guionistas en la historia. Por una parte, la aparición de un par de amigos muy estrafalarios de Roberto que le ayudan en las pesquisas y la contratación de un curioso investigador privado gay de olfato muy astuto y perspectiva muy afilada. Este último es objeto de una gran secuencia que se desarrolla en una parte miserable y tétrica del metro de Roma.

Pero el otro aspecto fílmico, de cierta densidad dramática, tiene que ver con la recurrente pesadilla que Roberto tiene que le inquieta bastante y que tiene que ver con el ajusticiamiento de un hombre en un país árabe o asiático en el que el verdugo pincha la cabeza del condenado a morir con un estilete y cuando el reo alza la cabeza la cimitarra del verdugo le corta la cabeza de acertado tajo. Un interludio que se coloca estratégicamente cada cierto tiempo y que resulta, a mi juicio, uno de los momentos más sobrecogedores de ‘4 moscas sobre terciopelo gris’.

Reseña de Jose Manuel León Meliá

 

Four Flies on Grey Velvet (1971)
Four Flies on Grey Velvet poster Rating: 6.5/10 (9,707 votes)
Director: Dario Argento
Writer: Dario Argento, Luigi Cozzi, Mario Foglietti
Stars: Michael Brandon, Mimsy Farmer, Jean-Pierre Marielle
Runtime: 104 min
Rated: PG
Genre: Crime, Mystery, Thriller
Released: 25 Aug 1972
Plot: A musician is stalked by an unknown homicidal maniac, who blackmails him for the accidental killing of another stalker.
Calificación: