La cuarta entrega de la popular saga familiar empieza a evidenciar un cierto agotamiento. Al margen del éxito taquillero que ya ha obtenido, con la consiguiente repercusión positiva en las empresas exhibidoras, encadena gags de inspiración marcadamente desigual, pese a continuar apostando muy meritoriamente por el humor blanco. La agilidad constituye su mejor virtud, porque permite tapar rápidamente los momentos desangelados. Suma, además, nuevos personajes, aunque no siempre aprovecha el potencial al que se prestan. ...