
Preciosa y emotiva película. Serena y romántica. Me gustan los melodramas tristes y angustiosos, que trazan itinerarios desesperados y amargos. De esos que los personajes se encuentran en un pozo de desesperación y desolación por una concatenación de infortunios y rupturas sentimentales, que vagan por las calles sin rumbo, que fuman con fruición y se acodan en las barras de los tugurios esperando la oportunidad de alguien que te salve de la melancolía. Acabo de ver y me ha gustado bastante, ‘Tres habitaciones en Manhattan’ (1965), de Marcel Carné.
Una producción francesa, inspirada en una novela de George Simenon y una dirección sobria y elegante por parte de un realizador buscando de nuevo el trono perdido en la aceptación de sus películas. El autor de trabajos brillantes como ‘El muelle de las brumas’ (1937) o ‘Los niños del paraíso’ (1945), entre otras, cuya obra ha estado adscrita al <realismo poético francés> buscaba proyectos cuajados, de argumentos sólidos y guiones con fuertes componentes emocionales para demostrar sus habilidades en el drama de corte pasional.
En este caso, blindado con la participación de dos intérpretes mayúsculos, era difícil errar o desbarrar. Annie Girardot, en el papel de una excondesa y ahora llamada Kay, en rol de mujer en busca de refugio, encabeza el cartel secundado por un trágico Maurice Ronet, en el papel de François, encarnando a un actor en busca de mejores papeles y para ello se traslada a Nueva York en busca del sueño americano.
La primera secuencia marca el ritmo y la cadencia de la película, además de dibujar el perfil de François, un tipo orgulloso que ve como su línea de flotación es acribillada cuando es abandonado por su compañera sentimental. Tocado y casi hundido y huyendo de un París que le trae malos recuerdos se instala en Manhattan, en un apartahotel medio decente, tratando de hacer valer algo de su pobre prestigio.
François sale a la calle, es de noche, se palpa el ambiente ajetreado y nocturno de las calles de la gran manzana mientras la música de jazz armoniza la decadencia de un hombre desolado. Entra en un snackbar y se encuentra a una mujer sola, Kay. Pronto congenian porque son alma gémelas. El hombre por desamor y la mujer porque se ha quedado sin vivienda y no tiene cobijo donde pasar la noche. Una cosa lleva a la otra, pasa el tiempo y se enamoran. Lo que pasa que la vivencia no va a ser fácil y determinados asuntos personales y familiares de Kay la alejarán de Manhattan y las dudas y la confusión asediaran a un desdichado y contradictorio François.
Melodrama de estirpe, con buenos diálogos, situaciones emplazadas en pocos escenarios, casi todos ellos de una tono afligido y apesadumbrado, extensión del ánimo de los personajes, con una fotografía muy currada a cargo de Eugen Scüfftan, y una desesperanzada reflexión acerca del fracaso.
En una primera instancia, las dos figuras representan el perfil de perdedores. Están en Manhattan sobrellevando los golpes de la vida y decisiones que se toman en un momento que causan estragos, como es el caso de Kay, con la reputación profesional de su exmarido. Varapalos que dejan a la pareja protagonista solos y naciendo de ellos una relación dudosa como a ratos satisfactorias. El destino y la precipitación causan algún malestar, se agita la tensión y el relato se intensifica en emoción e interés.
‘Tres habitaciones en Manhattan’ es un buen melodrama de personajes, con una raigambre teatral, de robusta construcción, salpimentada de dulzura y amargura, filmada buscando el acercamiento a la realidad de los sentimientos y los vaivenes del amor y creo que es una pieza estupenda para volver a disfrutar del cine clásico.
Reseña de José Manuel León Meliá

| Three Rooms in Manhattan (1965) | |
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Rating: 6.5/10 (550 votes) Director: Marcel Carné Writer: Marcel Carné, Jacques Sigurd, Georges Simenon Stars: Annie Girardot, Maurice Ronet, O.E. Hasse Runtime: 110 min Rated: N/A Genre: Drama Released: 10 Nov 1965 |
| Plot: When his wife leaves him, a young French actor, François Combe, moves to New York to work for a television company. One evening, he meets an attractive young woman, Kay Larsi, in a bar. | |







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