
‘To kill a mongolian horse’ (2024), escrita y dirigida por la cineasta china, Xiaoxuan Jiang, es una coproducción que reseña, no sin nostalgia y bastante preocupación, el devastador paso del tiempo y como la modernidad está arrasando y llevándose la esencia primordial de una vasta región como Mongolia, que no es otra que la tradición y cultura que representa el caballo y sus intrépidos jinetes. Esta estupenda y bonita ópera prima, filmada con exquisito tacto e incidiendo en los aspectos acerca del desmoramiento de un estilo de vida devorado por factores que van desde el cambio climático y el abandono de las estepas por la agónica situación de las granjas y su medio de vida, tiene una mirada antropológica de gran calado. Simplemente por los detalles, apuntes, observaciones y los dilemas de sus personajes, además de la inmensidad de un espacio en el que los planos de los espacios abiertos, al estilo John Ford o Howard Hawks, se pelean, como buen documento contemporáneo, con la presencia, no siempre bien recibida, de la ciudad, como un refugio al que cuesta acudir porque eso significa que se ha rechazado costumbres muy enraizadas en la gente autóctona.
La película se inicia con un espectáculo circense en el que la realizadora muestra que el folclore, las tradiciones, la historia y la relación hombre/caballo ha quedado reducida a un evento para turistas. El personaje central del relato, Saina, encarnado por Saina, que se interpreta así mismo, es un hombre que acepta intervenir en estas funciones como una manera de seguir ligado a una manera de sentir y relacionarse con el caballo que ha terminado en shows de este tipo. A la vez, y fuera de la carpa donde se celebran estos actos, Saina sufre la crisis de su estilo de vida por circunstancias ambientales y contextuales que afectan a su labor en la granja y su cometido con los caballos y las ovejas. Saina sufre un dolor en silencio pero palpable en su lenguaje corporal y gestual por deshacerse de un terreno en el que ha vivido con su padre (limitado por una lesión en la pierna), no conoce otra cosa, y codiciado por una empresa minera que le ha hecho una oferta en unas condiciones económicas óptimas.
Saina es un personaje a través del cual captamos la descomposición de una sociedad tradicionalista que permuta hacia los cambios introducidos por los nuevos tiempos. Es una figura simbólica y moral. Canaliza la debacle de un modelo de existencia siempre en relación con la naturaleza. La sequía, la ausencia de abundante nieve (cambio climático) y, por consiguiente, la falta de pastos, obliga a reciclarse. Con amargura y tristeza vemos como Saina va vendiendo las ovejas y se va desprendiendo de los caballos. Todo esto, alternado con planos generales de la inmensidad del escenario, casi tiene tintes de elegía y, por supuesto, de cambio de ciclo.
Saina está divorciado y tiene un niño de corta edad cuya custodia tiene la madre, Tana. La exmujer vive en la ciudad y quiere cambiar de colegio al muchachito. Quiere llevarlo a una escuela bilingüe donde aprenderá inglés y chino. Con estos idiomas perderá el lenguaje mongol y, con ello, la deriva hacia una etnografía tendente a perder sus raíces ancestrales.
En la misma línea, Saina contempla con rabia contenida que en las academias de equitación se inculque, a través de los monitores, una enseñanza clásica, tipo inglés, en la forma de cabalgar y relacionarse con el animal, desterrando, por lo tanto, la agilidad y destreza del jinete mongol de toda la vida.
‘To kill a mongolian horse’ me ha parecido una pieza placentera, hermosa, cariñosa, honrada, eficaz, de trazo tranquilo y corte clásico que sin embargo, en su relato desentraña un discurso y apología temerosa por los fundamentales cambios que se están introduciendo en sociedades ritualistas que pierden su raíz para transformarse en conjuntos industriales y donde su cultura y folclore solo re(vive) en espectáculos para los turistas. El plano final, que dura varios minutos, con Saina vestido de mongol, cabalgando con su caballo y circulando por una avenida atestada de coche de la ciudad, es un cristalino cambio de la desazón y desesperanza de un estilo de vida en vías de extinción.
Reseña de José Manuel León Meliá

| To Kill A Mongolian Horse (2024) | |
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Rating: N/A/10 (N/A votes) Director: Xiaoxuan Jiang Writer: Xiaoxuan Jiang Stars: Saina, Tonggalag, Qilemuge Runtime: 100 min Rated: N/A Genre: Drama Released: N/A |
| Plot: On the wintry Mongolian steppes, Saina's dual life as a herdsman and horseback performer unravels as he grapples with the dissolution of the traditional way of life. | |







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