La directora tunecina Erige Sehiri, al igual que otros cineastas han hecho recientemente, escoge el mundo rural para su primer largometraje de ficción. Ello se traduce en una obra sencilla, humana y realista donde se entrecruzan con fluidez pequeñas historias. El campo se convierte en un extenso y luminoso escenario que concita intereses variopintos e intrigas románticas de incierto desenlace. La película se beneficia de la naturalidad y espontaneidad que exhibe el reparto, integrado por ...