La idea de partida es realmente propicia para un desarrollo todavía más descacharrante del que presenta esta aceptable comedia francesa. Sigue la estela de Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? (2014) sin alcanzar las mismas excelencias. Con todo, ofrece momentos muy divertidos, muestra una agilidad narrativa encomiable y satiriza unos aspectos familiares bastante comunes. Muchos gags mejoran en la pantalla gracias al buen trabajo de sus veteranos protagonistas.
Chantal y Christian disfrutan de una jubilación tranquila, sin ...