«No es una película de horror… es un horror de película»
Hay que esforzarse mucho para hacer una película tan sumamente mala, un intento barato de hacer un film de folk horror patrio que no consigo entender como ha llegado a estrenarse en cines.
En un pequeño pueblo llamado Reino del Duero, una pareja rota por la muerte de su hijo intentan rehacer su vida. Ella, angustiada, comienza a ver a su niño reflejado en un misterioso espejo que acaban de comprar, el mientras está hundido en el duelo y la desesperación. Al pueblo llega un trotamundos fumeta con un diario que desata oscuros recuerdos, ambos objetos, el espejo y el diario parecen estar vinculados a una extraña mujer llamada Fátima que regenta una tienda de antigüedades…
Sin embargo, este drama psicológico, que podría haberse convertido en una historia de terror rural, falla en muchos apartados, sobre todo en crear una atmosfera que te consiga dar escalofríos, todo resulta artificial en este pequeño pueblo de Alava llamado Apellaniz donde se ha rodado. Belén López está fatal como esta bruja que no consigue dar miedo, Canco Rodriguez como el poseedor del diario resulta patético, y ya mejor no decir nada de los de la roulotte con Paco Tous a la cabeza. Me pregunto como están Maggie Civantos y Daniel Grao en una producción como esta.
Está claro que el director Manuel Sanabria con el poco dinero que ha contado hubiera podido hacer un film de terror de serie B al uso, pero su poco oficio para dirigir actores queda patente de principio a fin.
Ese intento de abordar los traumas por la muerte de un hijo, o la salud mental choca con un batiburrillo de ideas donde no brilla nada. En fin, un horror.
Ricar
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