Empieza donde finalizó la anterior y fundamentalmente aplica los mismos recursos terroríficos. Altera los escenarios por los cuales transcurre el relato y centra la atención en una única protagonista. Apuesta por unos resortes tópicos y suficientemente contrastados, que siguen funcionando a la hora de provocar los sobresaltos del público. Su ritmo narrativo nunca decae y, puntualmente, introduce algunas sorpresas verdaderamente eficaces. En ocasiones se aparta de lo que sería previsible y depara situaciones totalmente inesperadas. ...