El director donostiarra Borja Cobeaga tiene en su haber comedias tan inspiradas como Pagafantas (2009) y No controles (2010). Con esos precedentes, este filme, que se extiende a terrenos de trasfondo dramático, decepciona. El humor alcanza en contadas ocasiones unas cotas auténticamente tronchantes. Por otra parte, los apartados relativos a las relaciones paternofiliales y al desempleo en el sector industrial no logran tocar la fibra sensible. Se queda a medio camino de todo y desaprovecha un planteamiento prometedor. Ni ...