Los problemas nunca vienen solos Andy Goodrich de 60 años, tiene una galería de arte moderno en Los Ángeles,  una noche recibe una llamada de su esposa diciéndole que  acaba de ingresar en una clínica de rehabilitación por adicción a pastillas y a alcohol, no se esperaba algo así, ya que apenas sabia lo que sucedía en casa. Su vida dará un giro inesperado, teniendo que encargarse de sus dos hijos gemelos de nueve años,  Andy ...