La secuela de El resplandor (1980) acierta al distanciarse lo justo de su antecesora. Sin perder de vista ese referente, construye una historia distinta con nuevos alicientes y que transcurre básicamente en clave de inquietante thriller paranormal. La vertiente terrorífica solo se destapa significativamente en la hora final. Se le puede objetar que no eran necesarios 150 minutos de metraje, sin embargo nunca decae y su desarrollo sigue un sentido ascendente que culmina con un impresionante desenlace, compensando el ...