La película póstuma del ya añorado Agustí Villaronga (Pa negre, Incierta gloria), no hace el honor que merece su reconocida trayectoria cinematográfica. Seguramente tampoco pudo controlar como le hubiese gustado todo el proceso de producción y montaje. En cualquier caso, estamos ante una tragicomedia benevolente que, sin ocultar el drama, apuesta por la sonrisa y los buenos sentimientos. La historia enlaza situaciones anecdóticas de acierto desigual y gana con el cierre, indudablemente complaciente. La indiscutible y ...