Indagando por el cine fantástico y de terror italiano y zascandileando por sus películas, alguna de ellas francamente potente y convincente, reparé, en una segunda visión, en ‘Danza macabra’ (1964), de Anthony M. Dawson (Antonio Margheriti), que me interesó bastante. Ya lo apunté en una reseña que la inclusión como personaje de ficción de la figura del arremolinado escritor norteamericano Edgar Allan Poe me pareció una idea estupenda.
Pero cual es mi sorpresa al detectar y comprobar que poco tiempo más tarde, el mismo Dawson filma una réplica de ‘Danza macabra’ titulada ‘La horrible noche del baile de los muertos’ (1971). La misma historia, idéntico planteamiento e igual resolución. Salvo que el actor que encarna a Poe es nada más y nada menos que el alborotado, excéntrico y exagerado Klaus Kinski. Presentado en la primera escena como un tipo inquieto y nervioso que recorre antorcha en mamo un cementerio buscando la tumba de una mujer. En el resto de la narración, con un rol secundario, atempera su excesivo tono, rebaja su pose de caras atormentadas y le pasa el testigo de la atención a un Anthony Franciosa, en el papel del periodista Alan Foster, que acepta la apuesta de pasar la noche de los difuntos en el castillo de Lord Lockwood para ganar una pírrica apuesta.
Insólita, fotografiada en color, pero carece de la textura gótica y tétrica que poseía la citada ‘Danza macabra’.
Reseña de Jose Mnauel León Melia

 

 

 

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