Siendo una película de manual, cuya referencia básica es Billy Elliot (Quiero Bailar) (2000), sabe tocar los resortes adecuados para emocionar al espectador. La diligente realización acierta a plasmar un guion que cuenta con los mimbres propicios. En principio, ya tiene mucho ganado con las famosas piezas de ópera que embellecen esta historia de autosuperación, previsible desde los primeros minutos. Se beneficia también de unos personajes bien construidos que resultan cautivadores.
El joven Antoine estudia Contabilidad mientras su ...