Ofrece todo lo que esperan los incondicionales de la saga. A quienes no lo son tanto, les puede pesar el metraje (135 minutos). Aun así, supone un digno colofón, que coincide con la recreación del último caso investigado por el matrimonio Warren. Sus artífices, conscientes de ello, introducen pequeños guiños a títulos anteriores. El filme mantiene una tensión sostenida y dosifica las situaciones espeluznantes hasta alcanzar las impresionantes escenas finales. Pensilvania, 1986. Varios miembros de la ...