El segundo largometraje de ficción que firma Johnny Depp, tras The Brave (1997), refleja el carácter del director; incluso ha escogido a un artista incomprendido en vida, con el que, cabe intuir, se siente identificado. Esa idea le permite tomarse demasiadas licencias narrativas. Utiliza diversos recursos alejados de los convencionalismos, pero sin lograr nada realmente sorprendente. Los prometedores compases iniciales crean unas expectativas que van evaporándose. Se recrea en detalles escatológicos e intrascendentes conforme liga anécdotas poco ...