John Krasinski (Un lugar tranquilo) pasa del terror a la comedia sentimental y si bien continúa apostando por la originalidad de los relatos, no logra los efectos cautivadores que pretende. Nadie puede negarle las buenas intenciones, pero no termina de aprovechar la premisa argumental que él mismo ha concebido. Se mueve en un mar de ideas y planea por diferentes géneros sin centrar los objetivos. Las lecturas que quiere trasladarnos resultan difusas y no queda ...