
Sembrando la duda
Rietland cuenta la historia de Johan —interpretado por Gerrit Knobbe—, un humilde cortador de cañas que trabaja en una zona pantanosa y aislada. Cuando halla el cadáver de una niña, víctima de abuso sexual, Johan se conmociona y avisa a la policía. Pero la investigación oficial no llega a ninguna parte: no encuentran culpable alguno.
Frustrado por la inacción, Johan decide actuar por su cuenta. La película retrata su empeño por investigar y descubrir al asesino, Esa búsqueda se convierte en una misión personal, motivada no solo por la muerte de la niña, sino también por el miedo por su entorno: su nieta —y otras jóvenes conocidas— podrían estar a merced de un depredador, dada la soledad, las carreteras desiertas y la naturaleza inhóspita del paisaje en el que viven.
El escenario elegido —el pantanoso y laberíntico humedal del Parque Nacional de Weerribben (Holanda)—, con sus charcas, lagos, acequias, bosques solitarios y praderas desiertas, dota a la película de un aire irreal, casi atemporal: un ambiente perfecto para la tensión soterrada, la sensación de aislamiento, la vulnerabilidad. Esa atmósfera se convierte en un elemento esencial: un paisaje vasto, melancólico, melifluo, que acentúa la soledad de Johan, su hieratismo, su desconfianza, su dolor interior nacido de la frustración de no encontrar al culpable.
El ritmo del film es pausado, lento —no hay persecuciones frenéticas ni giros constantes—, pero sí una inquietud latente que crece con el peso de la espera, el miedo, la incertidumbre. Vemos a Johan conduciendo por carreteras interminables, bajo la lluvia; lo vemos en su casa, solo, en medio del silencio; lo vemos recogiendo cañas, trabajando con sus manos, intentando seguir con su vida y, al mismo tiempo, intuimos un interior atormentado por lo que ha pasado.
Esa lentitud, esa contención, es también un acierto: da espacio a la reflexión, al dolor, a la impotencia, al miedo realista y cotidiano. No recurre al dramatismo excesivo, ni al shock visual; su fuerza está en lo sutil, en lo cotidiano, en lo humano. Johann deja de ser un héroe cinematográfico para convertirse en un hombre real, vulnerable, frágil, y sobre todo inseguro.
Si te gusta el cine de atmósferas, de climas densos, de penumbras emocionales y silencios incómodos; si te interesa un relato intimista, duro, con raíces sociales y con ese aire melancólico que recuerda al cine nórdico —aunque en tierras holandesas—, Rietland puede interesarte. No es una película cómoda, ni ligera, pero sí una experiencia visual y emocional que invita a la reflexión: sobre la justicia, la responsabilidad personal, el miedo, la pérdida, la soledad… y la dignidad de quien busca la verdad, aunque sea solo consigo mismo.
Reseña de Manuel Callejo

| Rietland (2025) | |
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Rating: N/A/10 (N/A votes) Director: Sven Bresser Writer: Sven Bresser Stars: Lola van Zoggel, Loïs Reinders, Gerrit Knobbe Runtime: 105 min Rated: N/A Genre: Drama Released: N/A |
| Plot: When reed cutter Johan discovers the lifeless body of a girl on his land, he is overcome by an ambiguous sense of guilt. While taking care of his granddaughter, he sets out on a quest to track down evil. | |







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