
Tras pasar seis años con la legión extranjera francesa en suelo argelino luchando en la guerra franco argelina, Thomas (Alain Delon), deserta y aprovecha su desmovilización para meterse en un quilombo promovido por el teniente de su compañía con la finalidad de ganar dinero, salir de Argelia y encaminarse a Luxemburgo a reencontrarse con su hija de siete años. Esta es la premisa del vigoroso thriller francoitaliano ‘L’insoumis’ (1964), de Alain Cavalier, quien se encarga también del guion junto al escritor Jean Cau.
La acción se sitúa en 1961. Se dice al comienzo de la película que las fuerzas francesas leales tienen controlada la situación bélica. Cavalier, con tono realista, muestra en la primera escena un enfrentamiento entre soldados franceses y una patrulla de africanos. Un militar galo ha quedado herido. Thomas, desobedeciendo órdenes y con una decisión temeraria, abandona su puesto de cobertura y se lanza cuesta abajo, por un terreno pedregoso y bajo el fuego enemigo, a rescatar a su compañero. De esta manera, Cavalier traza el perfil valiente, inconsciente y osado de Thomas. Cuyo coraje, intuición, estrategia y reflejos volverán a relucir más adelante, pero ya en suelo francés.
Thomas y Francia, según sus palabras, se han divorciado. Su presencia en Argel es innecesaria y su condición de traidor a la patria una incomodidad. Necesita huir del país africano donde ahora tiene más que perder que ganar. Para conseguir los 300.000 francos para escapar a Marsella clandestinamente acepta un trabajo aparentemente rutinario. La faena consiste en secuestrar a una reputada abogada, Dominique Servet (Lea Massari), que se disponía a interrogar a dos testigos cuyo testimonio compromete seriamente a dos importantes ciudadanos europeos. Conducen a la mujer a un piso, la encierran en el cuarto de baño desprovisto de toda comodidad y Thomas y un Pie Negro, Amerio, se encargan de su vigilancia. Como no podía ser de otra manera, Thomas y Dominique congenian, se cogen cariño, planean una ruta de escape y, para ello, Thomas liquida a Amerio no sin antes recibir un disparo en el costado izquierdo de su cuerpo y encierra al que fue su teniente en la misma habitación en la que ha estado encerrada la abogada.
Thomas es un tipo equidistante con la política y da a entender que ha servido a la patria durante seis años. Tiempo más que suficiente de entrega y valor. Ahora, varado en un sitio de sofocante calor su propósito no es otro que regresar a la casa de sus padres en Luxemburgo y retomar su trabajo de apicultor. Lo que pasa es que es un hombre marcado por la deserción y la deslealtad. En pocas palabras, una aberración y una deshonrosa mácula que le apremia a moverse con cautela y cuidado y alejado de los controles policiales.
Como en tantas y tantas historias noirs o thrillers, Thomas es un personaje sentimental y romántico. Ha medido con meticulosidad todos sus pasos y ha eludido todo riesgo de ser detenido. Pero hay dos factores que le perturban el ánimo. Por una parte, una herida que le exige atención médica inmediata. Y, por otro lado, se ha enamorado de la que fue su cautiva. Cuando el tren para en Lyon, a unas horas de Luxemburgo, la debilidad física y el amor lo conducen a casa de Dominique.
Todos los hombres de este tipo de relatos de fugitivos ansiosos por llegar al refugio anhelado detienen su paso y hacen un alto en su camino sin testar la inconveniencia de la decisión. Thomas vuelve a juntarse con Dominique y esta la ayuda. Le proporciona un escondite y en una habitación sin lujo se produce un bonito y delicado momento de amor, donde predomina la sensualidad y el cariño. Sin embargo, como no podía ser de otra manera, el destino y las circunstancias son tan caprichosas que el pasado, en forma de la figura de el teniente, se presenta armado dando pie a un sobrio y breve tiroteo y a una nueva huida, esta vez por carretera.
Ahora ya no va solo. Ahora está con Dominique, que conduce el vehículo y en su rostro (magnífica Lea Massari) refleja la ansiedad de la situación como una cierta insensatez al emprender una aventura acompañando a un criminal. Ella es una mujer casada con otro abogado y su relación con el marido parece definirse por la falta de ataduras tópicas y típicas de los matrimonios. Es más, en los momentos claves del final de la trama, Dominique y su marido ayudan a Thomas a lograr que este pueda ver y estar con su hija.
Los minutos finales, salvando las distancias, le encuentro un parecido más que razonable a una de las grandes obras maestras del negro norteamericano, ‘La jungla de asfalto’ (1950), de John Huston. Prados, caballos, una frontera y la cercanía de la granja de los padres del protagonista. Alain Delon me recuerda a Sterling Hayden, tambaleantes, apurando el último aliento, valorando hasta donde han llegado y cómo una herida que ha resistido lo indecible a base de curas de urgencia se cobra al herido.
‘L’insoumis’, también conocida como ‘La muerte no deserta’, es de los primeros trabajos del cineasta francés Alain Cavalier. Filmado en blanco y negro y matizado por su aliento romántico. Sus personajes se mueven en el filo de la navaja y abruma la condición de perdedor de Thomas. Es una muy buena película que comienza como un ejercicio bélico para desarrollar una historia de huida y amor.
Reseña de José Manuel León Meliá

| L'insoumis (1964) | |
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Rating: 7.0/10 (1,080 votes) Director: Alain Cavalier Writer: Alain Cavalier, Jean Cau Stars: Alain Delon, Lea Massari, Georges Géret Runtime: 115 min Rated: N/A Genre: Drama, Thriller Released: N/A |
| Plot: Thomas, French Legion deserter, rescues hostage Dominique from terrorists. Wounded, he kills guard. Dominique funds his escape to France. Caught between Legion and vengeful terrorists. | |







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