Un paseo por Aragón y la memoria de las personas.

Esta es una película pequeñita, entrañable, con pocos medios, que habla de la memoria, de los ancianos, de la relación entre generaciones, del encontrarse a sí mismo cuando eres joven y de no perderse a si mismo cuando con la vejez pudiera llegar la demencia o la pérdida de memoria, de la sororidad entre mujeres, del ofrecer ayuda y complicidad entre desconocidas, de la igualdad de género, todo ello recorriendo pueblos de Aragón.

Lo original de esta película, con tan poquito presupuesto, es que está rodada en multitud de pueblos de Aragón, aprovechando la belleza de sus paisajes, de las construcciones de los pueblos, con muchos bonitos planos aéreos de iglesias, carreteras, cementerios, muchos exteriores, y también aprovechando su patrimonio, rodando en interiores emblemáticos, mostrando salas, estancias, patios, claustros de edificios memorables, como conventos, iglesias, museos. Igualmente muestra fiestas populares, cordialidad entre vecinos y la tradición cultural, tan presente en los pueblos durante el periodo estival.

Es un paseo por el patrimonio edificado, por el paisajístico y por las tradiciones de municipios aragoneses, además de por el recuerdo y la búsqueda de las raíces familiares de la protagonista.

La protagonista, en este viaje por el territorio, por la tradición y por su propio interior, imagina la vida como una partida de ajedrez, donde a sus treinta años se ve en la mitad de la partida, valorando su posición en su vida, valorando qué piezas o personas son fundamentales y cuáles son prescindibles, conociendo sus fortalezas, debilidades y recursos que tiene para priorizar en aquellas cosas que de verdad siente que merecen la pena y buscando cómo puede vencer sacando cosas buenas de esa partida.

Incluye canciones de Carmen Cañada, que realiza la música original.

ÁngelesRup

 

 

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