No hace mucho vi una excelente producción suiza que me cautivó por la fuerza de sus imágenes, la potencia de su historia y la convincente interpretación de su actriz principal y auténtico motor del relato. Se trata de ‘Heldin’ (2025), de Petra Biondina Volpo, que aquí en su estreno en España la conoceremos como ‘Turno de Guardia’. Su acción se desarrolla durante las horas que la protagonista, a la que da vida de manera brutal y soberbia, Leonie Benesch, tiene que atender su trabajo en un hospital. En una tarde/noche con una platilla de enfermeras bajo mínimos, el personaje femenino tiene que hacer valer toda su experiencia acumulada y toda su fuerte mentalidad para hacer cargo de un turno agitado, complicado y tensionado por el cúmulo de adversidades que sobrevienen. Además, tiene que responder con prontitud y enormes reflejos las diferentes situaciones que se le presentan y que debe resolver sin un ápice de duda. Todo este calvario, extenuante y agotador, está resuelto con un ritmo impecable y un montaje soberbio. La película me causó tal impacto y emoción, que pedía a gritos poder introducirme en la ficción, entrar en el largometraje y poder echar una mano a la enfermera atosigada por los acontecimientos. Este título se pasó recientemente en el festival de cine europeo de Sevilla.

Pues en esta misma línea sitúo otra pieza que acabo de ver y que también no solo me ha gustado, sino que me ha cautivado y convencido. En este caso es una producción danesa titulada ‘Hogar, dulce hogar’ (2025), escrita y dirigida por el joven cineasta, Frelle Petersen (1980). En este caso, el epicentro del drama se construye alrededor de personas que atienden las ayudas domiciliarias, ofreciendo el servicio de cuidados y atención a personas mayores semidependientes.

Con este tema, y la crudeza realista de la que se sirve el cineasta como estilo y caligrafía visual para erigir un lacerante alegato a favor de los trabajadores sociales en el desempeño de una función que a veces, según la persona necesitada, es valiente y de una contribución humana destacable. Porque las situaciones a las que se enfrenta el personaje principal basculan entre decorosas y agradables y peliagudas y crudas.

Esta película, y lo advierto, huele a deposiciones fecales, vómitos, orina y, en un dependiente en concreto, a caca seca. Vemos en planos detalle cuerpos arruinados por la senectud, cabezas perdidas por la senilidad, llagas en los glúteos, forúnculos en el ano con su correspondiente dosis de pus y otros cuidados más suaves, como las duchas, recorren la pantalla exhibiendo una naturaleza decrépita y que hay que atender con la mejor voluntad y capacidad de los cuidadores.

Una de las cuidadoras, y eje total de esta película muy recomendable (hay que tener aguante y no apartar los ojos de la pantalla) es Sofie, encarnada con brillantez absoluta por la actriz, Jette Sondergaard, otro descubrimiento bárbaro. Siendo sincero, otra figura piadosa y maravillosa, un portento humano, capaz de manejarse en los instantes más adversos y dolorosos con una fortaleza no exenta de debilidad y vulnerabilidad. Y si ocurren pequeña grietas en la visitante domiciliaria es porque su rol está trabajado con tacto y sensibilidad y una hechura humana con la que es fácil solidarizarse.

Sofie es resiliente, agradable, simpática, práctica y trabajadora. La vemos partir de cero, en su primer día de curro, mostrando voluntad y ganas de aprender el oficio. Además de esta intachable labor, es instructora de gimnasia en un instituto. Está divorciada y vive sola con su hija de diez años. El gran inconveniente de tanto trabajo es la difícil conciliación familiar. Su hija denota algún fallo que lo resuelve egoístamente, pasando más tiempo con el padre. Por cierto, en este desalentador y a ratos angustioso drama, el exmarido es un ser majete, comprensivo y compañero en los momentos más agudos y delicados que presenta el personaje de Sofie.

El panorama que retrata esta obra es abiertamente deprimente. Desde los primeros compases observamos a Sofie acudiendo a las casas y aquí tiene que lidiar con los propietarios que viven solos y que necesitan ayuda como también tiene que enfrentarse a algunos hijos extremadamente imbéciles, groseros, impertinentes y maleducados que le exigen a la cuidadora más celeridad y atención en el desempeño de sus funciones sociales.

De igual manera, estas acciones violentas en el que la gente suelta insultos con una facilidad casposa, Sofie entabla lazos afectivos con algunas mujeres a las que asiste a las que procurar paliar la soledad que padecen. No es que lleguemos a viejos, es el desamparo familiar que sufren mucha gente por tener a los más allegados ocupados en sus menesteres.

‘Hogar, dulce hogar’, título irónico y con una retranca mordaz, es una película terrible y dura. Pero de una honestidad y franqueza admirables. No engaña y tampoco pone paños calientes. Su dispositivo visual, de fotografía emotiva, se ciñe a su lado más puntilloso para hablar del devastador paso del tiempo y de la confiable labor de gente como Sofie que procuran que el día sea, a ser posible, más bonito para quien está tumbado en la cama esperando el aseo y la higiene y, por supuesto, un poco de conversación. Sofie es la representación de muchas trabajadoras sociales que hacen una labor de innegable utilidad y ojalá todos ellos fueran como la protagonista, franca, respetuosa y, especialmente, buena persona.

Reseña de José Manuel León Meliá

 

Home Sweet Home (2025)
Home Sweet Home poster Rating: N/A/10 (N/A votes)
Director: Frelle Petersen
Writer: N/A
Stars: Jette Søndergaard, Karen Tygesen, Mimi Bræmer Dueholm
Runtime: N/A
Rated: N/A
Genre: Drama
Released: N/A
Plot: Sofie takes a job as a home carer, visiting elderly clients. She encounters the tough realities of this demanding profession, offering an authentic portrayal of an often unseen line of work
Calificación: