Una residencia para personas mayores y aquejadas de golpes de salud que tengan limitados sus movimientos y que les impida la independencia es la localización donde se ubica el drama terrorífico y psicológico titulado ‘The rule of Jenny Pen’ (2024), de James Ashcraft. El autor de la escalofriante ‘Atrapados en la oscuridad’ (2021) junto al guionista Eli Kant, que se inspiran en una historia de Owen Marshall, escriben un libreto aterrador sobre la patología demente de un fornido residente, Dave Crealy (John Lithgow), que escudándose en la fuerza maligna que le transmite la marioneta que utiliza en su mano derecha como mascota acecha a los inquilinos con la mente todavía en funcionamiento para doblegarles su resistencia. La rudeza que muestra y la salvaje hostilidad que imprime con sus amenazas provoca pánico y sometimiento en sus compañeros y compañeras. Ejerce un poder ingrato y perturbador y desea que todo el mundo acepte su inflexible carácter dominador ejecutado a través de su muñeco. El imperativo control que practica apenas encuentra oposición entre los internos, muchos de ellos en un estado de esquizofrenia y trastornos incurables. Hasta que ingresa alguien dispuesto a enfrentarse a su maniática y horrible figura.

Stefan Mortensen (Geoffrey Rush) es un juez singular y bastante especial que en una vista por agresión sexual y abandono de las responsabilidades maternas sufre un ictus y se desploma sobre el estrado. Sin familia, es enviado la Residencia Royal Pine Woods, un centro privado de alto nivel y acorde con su rango salarial. Lo que se piensa va a ser un tránsito rutinario mientras se recupera del medio cuerpo paralizado que tiene, se encuentra un agresivo enemigo mucho más terrible que algunos de los criminales que ha tenido que mandar a la cárcel. La enconada rivalidad entre ambos personajes articulará un titánico e inquietante cuento de horror sobre la maldad humana.

El comienzo del relato en el interior de la elegante y coqueta institución es deprimente y un grito de advertencia de lo que nos puede pasar a la inmensa mayoría de los mortales. Imágenes de residentes desvalidos, a los que hay que darles de comer, expulsan la comida porque no pueden tragar bien, los grumos del puré de calabaza y zanahoria resbalan por los baberos de plástico resistente que les ponen para evitar las manchas, personas desnortadas y gentes a un paso de la locura y del desquiciamiento.

A ese ámbito y a ese ambiente decadente como personas humanas deslizándose hacia la muerte, llega Stefan convencido de pasar el mal trago con celeridad. Pero desde el principio las cosas no salen según el pedido. Tiene que compartir habitación con un compañero porque no hay ningún habitáculo de una sola cama libre. Su malestar aumenta cuando observa que entre los «pacientes» se encuentra una bestia grosera y tiránica, Dave Crealy. Un tipo ruin, despreciable y psicópata que comete todo tipo de tropelías según las reglas que le marca su muñeco, de nombre Jenny Pen.

Al cineasta James Ashcroft el gustan las situaciones insostenibles, estrujadas de turbiedad y con una criatura que siembra el espanto entre personas que no solo no pueden defenderse, sino que les obliga a lamer el trasero de la marioneta como acatamiento de su mandato. Ninguno se niega a plegarse a los designios de tan villano personaje. Un malhechor retorcido y criminal que ejerce una autoridad inclemente que pasa inadvertida entre el personal laboral. Es más. Su astucia es tan perspicaz que alguna vez cuando alguien, sobre todo el juez Stefan, se enfrenta a él, aparece como víctima y no como verdugo. Y no saben ustedes lo que jode eso a todo un juez orgulloso y algo pomposo como Stefan Motersen.

Con dos grandes actores, Lithgow y Rush están increíbles, más si cabe, Lithgow, que compone un sórdido e infame ser repugnante y bribón, que se asemeja, salvando las distancias, al vengativo personaje compuesto por Robert Mitchum en ‘El cabo del miedo’, de J. L. Thompson, Ashcroft pauta, en un registro de ejercicio terrorífico y desagradable (escupitajos, orina vertida a los incautos residentes), un texto cercano al gran guiñol con momentos vibrantes y poderosos.

Producción Sudder, ‘The rule of Jenny Pen’, que se pasó en el festival de Sitges y sus dos actores consiguieron premio de interpretación, presenta a uno de los personajes más pervertidos y aborrecibles del último cine de horror. Con la excusa que «todo el mundo necesita de alguien», Dave Crealy, a través de su muñeco, extensión de su brazo ejecutor, logra inquietar por su desvarío psicológico. Para el juez Stefan Mortensen, su alegato final le lleva a su profesión «Al final todos recibimos lo que nos toca».

El diseño de sonido fantástico, ayuda mucho a crear tensión, hay alguna escena de suspense de toda la vida, pero sobre todo intervienen dos grandes intérpretes que en su duelo particular imponen su calidad y consiguen una fábula estremecedora.

Reseña de José Manuel León Meliá

 

The Rule of Jenny Pen (2024)
The Rule of Jenny Pen poster Rating: N/A/10 (N/A votes)
Director: James Ashcroft
Writer: James Ashcroft, Eli Kent, Owen Marshall
Stars: John Lithgow, Geoffrey Rush, Nathaniel Lees
Runtime: N/A
Rated: N/A
Genre: Thriller
Released: 19 Sep 2024
Plot: Confined to a secluded rest home and trapped within his stroke-ridden body, a former Judge must stop an elderly psychopath who employs a child's puppet to abuse the home's residents with deadly consequences.
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