En favor de esta secuela se ha de apuntar básicamente el esfuerzo de los artífices por ofrecer una película distinta, dándole un giro de 180 grados a su presupuesto argumental, cuyo desarrollo transcurre por varias localizaciones, a diferencia de lo que ocurría en la exitosa No respires (2016). Por contra, estira la ficción con detalles inverosímiles que lleva a cotas totalmente increíbles. Además, la trama se va deshinchando paulatinamente, agotando sus recursos y tornándose repetitiva, incluso el ...