La pantalla se llena de ternura con esta modesta producción francesa de pequeño pero profundo recorrido, como parece adelantar el título. Resulta fácil entrar en el universo infantil que propone, condicionado por un sutil toque de magia bien aprovechado. En apenas 70 minutos logra plasmar una experiencia única e imposible y al mismo tiempo sumamente deseable. Las emociones contenidas y el tratamiento de tan peculiar presupuesto argumental, que causa incertidumbre, mantienen el interés por la ...