Eleva a los cielos cualquier recuerdo que se tenga de Space Jam (1996) porque la actualización de aquella fórmula, en su día oportuna, ahora se ahoga en un festival de pirotecnia visual abigarrado y agotador. Casi nada funciona en esta película pasada de vueltas que minimiza el potencial cómico de los Looney Tunes en favor del lucimiento extremo de las aplicaciones infográficas. Precisamente ese apartado se convierte en el gran punto débil del film que, no consciente ...