Albert Pintó (Matar a Dios) firma esta notable película de terror que, aun valiéndose de lugares comunes del género y no ocultar sus influencias, depara una obra escalofriante. El primer acierto de la historia pasa por situarla en una época muy apropiada para lo que nos quiere contar y suma el mérito de elegir un escenario tan reconocible como idóneo, que prácticamente se convierte en un protagonista más. El resultado es marcadamente superior a muchas ...