A priori, se le podría reprochar que copia la premisa de El show de Truman (1998); sin embargo, los artífices de esta recomendable comedia familiar han conseguido un film redondo con entidad propia, en el cual se advierten otros mensajes igualmente valiosos. Cambia el reality por los videojuegos y aprovecha las infinitas posibilidades de estos universos digitales. Nos introduce en esa ficción virtual donde cualquier cosa puede ocurrir; pero lejos de abusar gratuitamente de los recursos visuales a que ...