Un supremacista blanco intenta reformar su vida después de enamorarse, pero decir adiós a su vida de skinhead no es un camino de rosas. Debe traicionar a su antigua pandilla y colaborar junto al FBI contando los crímenes que cometieron, también tendrá que eliminar los numerosos tatuajes que han representado su identidad durante tanto tiempo.

Una terrorífica historia real

La mayoría de sectas u organizaciones criminales explotan la vulnerabilidad de las personas para sembrar su semilla. La pelicula se basa en un caso real de Bryon Widner apodado Babs con una infancia marcada por padres alcohólicos y maltratos continuos, algo que le convirtió en un objetivo claro para el líder neonazi Fred «Hammer» Krager (Bill Camp) y su esposa, Shareen (Vera Farmiga). Ellos lo acogieron como un hijo dándole casa y comida, pero alimentando un odio irracional hacia las demás personas de otro «color». Un cambio de una dinámica abusiva por otra violenta y parecida.

Todo empieza a cuestionarse cuando se embarca en una tierna relación con Julie Price (una magnifica Danielle MacDonald), una joven con tres hijas que intenta liberarse del movimiento neonazi en el que nació. Julie comienza a abrirle los ojos y empieza a preguntarle cómo cayó en esa banda de delincuentes de extrema derecha, que queman mezquitas y escupen en la calle a los negros y si realmente esa vida es la quiere llevar. Pero no sera tarea fácil salir del grupo…

El israelí Guy Nattiv que ganó el Oscar en 2018 por el cortometraje «Skin» le dio pie a que le produjeran este largometraje que a pesar de estar bien, puede llegar a ser bastante predecible. El guion lo desarrolla en el medio oeste en 2009 en Columbus (Ohio) una población castigada por la depresión y donde apenas hay cosas que hacer mas que beber cerveza durante los grises días de otoño y el invierno nevado. Jamie Bell cubierto de tatuajes interpreta perfectamente al violento Babs, marcado por unas estúpidas ideologías de la panda que se rodea y de su familia toxica. Algo que tendrá su punto de inflexión cuando conoce a Julie.

Jamie Bell casi irreconocible con un cuerpo lleno de tatuajes con símbolos nazis y vikingos

Puede que sea una pequeña historia sobre un gran problema y que esa oportunidad de redención del protagonista cargada de una moralina bastante peliculera nos haga sentir mejores personas sobre un tema tan duro y resbaladizo.

Un film violento en muchas ocasiones y que nos recuerdan una y otra vez, lo malo que es el racismo, que pueda ser un recordatorio de que existen monstruos reales y que nunca es tarde para darse cuenta de ello, existiendo la posibilidad de llegar a cambiar.

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