Con mil trescientos millones de habitantes, y a punto de convertirse en la primera potencia económica mundial, China ha traspasado el tópico de país exótico de cultura milenaria, donde se come arroz con palillos y las erres se pronuncian eles, para convertirse en un país moderno y pujante, una nueva tierra de oportunidades en la que todo es posible. Por eso miles de jóvenes, hijos de una vieja Europa cada vez más vieja, cargan sus ambiciones en sus maletas y cruzan nueve mil kilómetros de distancia dispuestos, como los pioneros, a conquistar el Lejano Este. Pero no es nada fácil triunfar en una tierra que tiene un idioma, una cultura y unas costumbres que están a un mundo de distancia. Y no sólo geográficamente. Tras ‘Perdiendo el norte’ llegan las nuevas aventuras de la generación perdida, que en su búsqueda de fortuna por el Lejano Oriente se va a encontrar más perdida que nunca.

El buen propósito de mejorar el resultado de ‘Perdiendo el norte’ (2015) queda claro desde el momento en que los protagonistas de esta secuela son los personajes con mayor gracejo de aquella, donde asumían básicamente roles secundarios. No obstante, la valoración global merece la misma consideración que su predecesora. Estamos ante una comedia irregular en la cual los gags verdaderamente ingeniosos y desternillantes escasean en favor de las secuencias de vergüenza ajena y de tópicos que caricaturizan a los orientales.

Braulio ha viajado a Hong Kong pensando en aprovechar la oportunidad de su vida: un contrato de trabajo acorde con su formación y bien remunerado. Sin embargo, su presentación en público acaba siendo desastrosa y el sueño se esfuma. Así las cosas, procurará sobrevivir muy lejos de casa para evitar que su padre se entere de este nuevo fracaso. Solo si logra enamorar a la hija de un importante hombre de negocios podrá resolver todos los problemas; tarea en la que colaborarán dos viejos colegas.

En los primeros instantes deja clara la intención de tirar de los irónicos clichés en torno a China y sus habitantes, ligados a sus nombres, rasgos físicos, o pronunciación del castellano. Tampoco tiene reparos en transponer literalmente al guión chistes populares. En esa línea, el choque de culturas suena a visto y únicamente provoca la carcajada en contadas escenas en las que irrumpe el humor visual con ráfagas de slapstick.

Además, sigue un camino descendente en su desarrollo y el colofón, ya en clave puramente nacional, riza el rizo del ridículo, explotando por la vía del tremendismo su increíble parcela romántica y dejando peores sensaciones de las que incluso corresponden al conjunto del film, prescindible en cualquier caso.

El esfuerzo e innegable vis cómica de Julián López evitan el desastre completo. En esa labor deben destacarse igualmente las puntuales aportaciones de Leo Harlem y Carmen Machi. Por su parte, el papel de Miki Esparbé se recarga en los tonos chabacanos, ejerciendo de una especie de “Torrente” burdo y falto de chispa, y Younes Bachir ha sustituido el gancho y frescura que tenía en la película anterior por unos registros demasiado histriónicos. Cumplen discretamente Edu Soto, Silvia Alonso y Malena Alterio, cuyas intervenciones en ocasiones se antojan metidas con calzador.

Critica de Eduardo Casanova

 

Perdiendo el este (2019)
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Director: Paco Caballero
Writer: Oriol Capel, Daniel Monedero, David S. Olivas, Antonio Sánchez, Nacho G. Velilla
Stars: Javier Cámara, Fele Martínez, Malena Alterio, Carmen Machi
Runtime: N/A
Rated: N/A
Genre: N/A
Released: 15 Feb 2019
Plot: N/A

 

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