LA CHICA DEL TREN (2016 The Girl on the Train. Tate Taylor)

Rachel (Emily Blunt) es una mujer devastada por su reciente divorcio que dedica cada mañana de camino a su trabajo a fantasear sobre la vida de una pareja aparentemente perfecta que vive en una casa por la que su tren pasa cada día. Pero una mañana Rachel es testigo desde la ventana del tren de un impactante suceso y se ve involucrada en el misterio que ella misma revela… Adaptación del best seller homónimo de Paula Hawkins.

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Su intención de ser fiel a la novela no quita para considerar a esta película como un thriller fallido. Un estreno que defrauda ya que partiendo de un best seller no se ha acertado con su transposición a la gran pantalla, obviando las posibilidades del lenguaje cinematográfico para darle empaque a una trama que tal como está narrada queda confusa, desabrida y artificial.
Una historia de idas y venidas con personajes extremos que se queda a medias, aunque por momentos parezca que intente emular a las intrigas con toques eróticos que llenaron las salas de cine a principios de los 90.
Emily Blunt
Una joven sentimentalmente atormentada y aficionada a la bebida trata de llenar su vacío emocional observando a las familias de las casas cercanas a las vías por donde transita el tren que coge a diario, imaginando desde el asiento lo que  sucede en el interior. Cuando una de las personas que vive allí desaparece sin dejar rastro, se ve implicada en una investigación policial.
Un relato que transita a saltos desordenados por diferentes espacios temporales, fracasando en el intento de trasladar una incertidumbre inconsistente al espectador; además de rematarlo con un tramo final precipitado, brusco y poco verosímil tal como está plasmado.
El alcoholismo, la infidelidad, la promiscuidad y las frustraciones personales convergen a través de unos protagonistas que terminan por resultar irritantes y a los que es muy difícil acercarse para tener un mínimo de empatía.
Emily Blunt, que ha demostrado su oficio en otras ocasiones, aquí se limita a cumplir en un rol difícil de mejorar. Mucho más blandos resultan los trabajos de Haley Bennett y Rebecca Ferguson, mientras que Justin Theroux nunca imprime una credibilidad a los bruscos vaivenes que sufre su papel; algo parecido se puede decir de Luke Evans. En el plano secundario, sólo Edgar Ramírez, como un comprensivo psicólogo, da la talla aportando unos instantes de sosiego que se agradecen.

 

Decepcionante propuesta, particularmente si atendemos de las expectativas generadas.
Critica por EDUARDO CASANOVA
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