Año 1998. Isabel, estudiante de periodismo, se ve obligada a realizar sus prácticas en el diario de un pequeño pueblo costero gallego para terminar la carrera. Al llegar, quiere empezar cuanto antes a investigar, a demostrar todo lo que ha aprendido para convertirse en una auténtica periodista. Pero el puesto que le asignan es el último que ella esperaba: la escritura y gestión de las esquelas que llegan a la redacción. Pero esto, que podría parecer en principio algo aburrido, se convierte en la puerta a una investigación que la llevará por diferentes puntos de la geografía española en busca de una historia de amor imposible.

Reconociendo su excelente factura técnica y los medios empleados, lo que nos cuenta no deja de ser un melodrama de manual con pasiones prohibidas y amores frustrados por circunstancias desgarradoras. Sin embargo, seduce gracias sus matices poéticos y se beneficia de los bellos parajes en que mayormente transcurre, retratados con una espléndida luminosidad.

La introducción se sitúa en Galicia, en 1998. En la redacción de un diario local se presenta Isabel, dispuesta a completar sus prácticas de periodismo. El director le encomienda que supervise las esquelas. Le sorprende que cada 15 de septiembre alguien envíe un obituario dedicado a la difunta Lucía. La curiosidad le permitirá descubrir el intenso romance que ocurrió 40 años atrás en una finca vinícola de Jerez de la Frontera.

El hecho de trasladar la historia a 1958, le proporciona un apreciable cariz clásico, lo que unido a los viñedos y bodegas donde principalmente se desarrolla, confiere a las imágenes un innegable encanto. Además, integra adecuadamente los elementos costumbristas que envuelven la puesta en escena. Lo anterior no impide señalar el carácter previsible, en líneas generales, de los acontecimientos que van sucediéndose; no obstante, guarda también algunas sorpresas que alcanzan a su emotivo epílogo.

Por otra parte, su articulación narrativa resulta cuanto menos discutible. Las pesquisas de la joven becaria, que impulsan el relato, y su periplo por media geografía española tienen pocos visos de verosimilitud. Y se excede en esa parcela al incorporar un acompañante con el propósito de extender sus ambiciosas intenciones románticas, que desde luego no cuajan de igual manera.

La magnífica fotografía de los soleados paisajes andaluces, acompañada por la sinfónica banda sonora compuesta por Federico Jusid, realza las virtudes de esta gran producción, pese a que en ocasiones esos aspectos adquieran demasiado protagonismo.

Procede destacar el trabajo de todos sus intérpretes. Javier Rey, Blanca Suárez y especialmente, Pablo Molinero llenan la pantalla, perfectamente secundados por Manuel Morón, Joaquín Núñez y una sobresaliente María Pedraza.

Flirtea con el culebrón, pero los amantes del género verán cumplidas sobradamente sus expectativas.

Critica de Eduardo Casanova

El verano que vivimos (2020)
El verano que vivimos poster Rating: N/A/10 (N/A votes)
Director: Carlos Sedes
Writer: Ramón Campos, Javier Chacártegui, Salvador S. Molina, Gema R. Neira, David Orea
Stars: Blanca Suárez, María Pedraza, Javier Rey, Carlos Cuevas
Runtime: N/A
Rated: N/A
Genre: Drama
Released: 06 Nov 2020
Plot: Isabel is a journalism student who is in the journal of a Galician coastal town for her work placement. During her stay, she finds an anonymous obituary dedicated to Lucía. It tells a love, friendship and treason story in 1958.
Calificación: